La masonería, toda la masonería, es una cuestión fundamentalmente espiritual salvo que se decida que una Logia es un club de debate o un ateneo en el que se contrasten ideas. Mi corta experiencia en este campo me ha enseñado que existe un nexo de unión entre todas las maneras de entender la masonería y este nexo no es otro que el ritual. No importa que se trabaje en uno u otro, todos ellos hacen que una tenida sea algo diferente a un ateneo.
Vivimos en un país en el que las palabras nos dan miedo, no por lo que significan realmente sino por lo que representan para cada uno de nosotros y no nos percatamos de que muchos, prácticamente todos los que pasamos ya de los cincuenta, cargamos sobre nuestras espaldas las lacras de una educación que fue la que fue y de la que no podemos sustraernos.
Lo espiritual es aquello que atañe al espíritu, lo que se aleja de lo material, y nadie me discutirá que la masonería se dedica precisamente a cultivar esa parcela de nuestra personalidad. El estudio, una manera de entender la vida y las relaciones sociales, Libertad, Igualdad y Fraternidad, la búsqueda de una sociedad mejor y otro montón de cuestiones que nada tienen que ver con lo que se lleva: el dinero, el poder (para amasar más dinero), el desprecio a quienes se considera inferiores, o simplemente diferentes.
Educamos y nos educan en el pensamiento libre y crítico, tenemos en alta estima valores que para muchos resultan caducos y trasnochados por que se refieren a cuestiones inmateriales, espirituales por tanto; así que está claro que, lejos de discusiones bizantinas, todos los masones nos movemos en un mundo espiritual.
Otra cosa es que, además, algunos circulen por derroteros más deistas, apegados a una manera de entender la vida más en consonancia con determinados usos religiosos, pero eso no resulta mucho más diferente de quienes se sitúan en sus antípodas, el ateismo, casi siempre llevado a extremos tan cerca del dogmatismo religioso que casi se diría que, para estos, se trata de una religión.
En definitiva, es mi opinión que los masones no podemos hacer abstracción de nuestro «modus vivendi» espiritual con independencia, o quizás por ello mismo, de la postura que mantengamos sobre la trascendencia. Aunque esta sea, quizás, otra historia sobre la que haya que volver más pronto que tarde.
Masonería Mixta Internacional

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