Si algo caracteriza a la Masonería es su amor por valores éticos como la Justicia, sus profundas convicciones democráticas y sus esfuerzos por conseguir una sociedad más libre, justa y fraterna. Esas mismas convicciones son las que nos llevan a expresar nuestra enorme preocupación por hechos que acontecen en nuestro país y que se encuentran por encima de la consideración que nos pueda merecer la persona que, de manera directa, está sufriendo las consecuencias de una determinada manera de entender la aplicación de la Justicia: la que afirma que todos los seres humanos son iguales ante la Ley. Posición que ha manifestado de forma reiterada tratando de encausar criminales sin importar el lugar de residencia o en el que se habían cometido los crímenes. Es lo que se conoce como el principio de Justicia Universal.
¿Nos ufanamos de vivir en una sociedad democrática?, este es el momento de demostrar que eso es así realmente y que las palabras se corresponden con la realidad.
¿Estamos convencidos de que formamos parte de una sociedad civilizada en la que nadie debe estar por encima de la Justicia?, demostrémolo.
Por el bien de la nación pongamos fin a la iniquidad, exijamos que la aplicación de las leyes no esté contaminada por intereses ajenos a la propia justicia.
En consecuencia, quienes creemos en la democracia y los valores plasmados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, debemos ejercitar cuantas acciones sean necesarias para poner fin a este estado de cosas.
Si el poder emana del pueblo, ni tan siquiera la Justicia, su administración, debe estar por encima del pueblo.
He dicho
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