No es extraño que en nuestros primeros pasos por la vía inicática se nos plantee la duda sobre la necesidad de tener que trabajar de acuerdo a unos rituales que parece nos roban el tiempo necesario para el aprendizaje. El paso del tiempo y la interiorización del rito nos va enseñando la importancia que esta manera de trabajar, medida y preestablecida, supone una gran ayuda y el fundamento del método de trabajo masónico.
Bien es verdad que en ocasiones el ritual se convierte en algo en si mismo perdiendo, de este modo, todo el valor que tiene como herramienta de trabajo. Quienes así obran piensan, quizás con razón, no lo se, que lo importante es ejecutar con la máxima perfección los pasos y las evoluciones que marcan los rituales para cada ocasión, se extasían con la coreografía y suelen reconvenir a quienes más preocupados del fondo que de la forman dan algún que otro traspiés. Actuar de esta manera empobrece, a mi manera de ver, el trabajo masónico aunque pueda resultar muy gratificante para quienes dan más importancia a las formas que al fondo.
El ritual, no es más que la herramienta, aquello que nos permite crear la atmósfera adecuada para que nuestros trabajos devengan fructíferos, una parte importante, quizás esencial, imprescindible, pero no la única razón de ser de una Tenida masónica.
El ritual nos disciplina, nos obliga a la reflexión, nos marca los tiempos y no conduce, paso a paso, hasta el climax de la Tenida, el momento en que se produce la unión perfecta de todos los miembros del taller presentes y ausentes.
Con el paso del tiempo vamos comprendiendo todo esto y lo que en nuestros primeros pasos nos parecía pérdida de tiempo deviene en necesidad, más tarde costumbre, que se hace parte de nuestro ser, y un día nos damos cuenta de todo lo que el ritual ha influido en nuestro trabajo y formación masónica y, finalmente, en nuestra vida profana.
Pero también el Ritual vehiculiza nociones y concepciones, y su propia gestualidad, el como decir las cosas, o como dirigirse a cada uno de los miembros del taller que imponen los Rituales obedecen a un sentido, que hay que tener presente para poder observar la senda por la cual nos quiere iniciar.
VG
Creo que en esta interesante entrada se dice lo uno y lo contrario.
Desde luego el fondo es muy importante, pero la forma no lo es menos.
Por tanto no debemos minimizar ni lo uno, ni lo otro.
Entre estar «robotizado» y estar repanchingado hay una franja de tonalidades que pueden diferir, pero siempre con un mínimo decoro (Parte de la arquitectura que enseña a dar a los edificios el aspecto y propiedad que les corresponde según sus destinos respectivos.según la RAE.)
Un TAF
Me parece una cuestión de lo más pertinente, y más aún en nuestra época en la que parece imponerse el rechazo o desprecio hacia todo aquello que implique ritual (y por extensión, hacia todas las diferentes funciones o «magistrados» de cualquier ritual).
Sin embargo, el ser humano precisa de rituales en los que enmarcar su actividad personal y social. En ello se diferencia bien poco -en el aspecto más básico del término- del resto de los mamíferos o de las aves.
Incluso en aquellas personas y en aquellos grupos que pueden parecer más alejados del ritualismo, se imponen nuevos «rituales» y nuevos formulismos -o formulaciones-, sin que se sea consciente de ello.
Creo que lo de da valor al ritual es, precisamente, asumirlo y reconocerlo conscientemente, como esa herramienta (muy buena definición) que sirve de vehículo al fondo. Es entonces cuando forma y fondo se reúnen. La una sin el otro es como un cascabel sin el grano dentro; el uno sin la otra es el grano, pero sin caja de resonancia que le permita transmitir su mensaje.
Considero, que como nos lo recuerda el Kybalion; «no puede existir lo uno, sin lo otro» (La ley de la dualidad). Ambos pues, son elementos imprescindibles que conforman la existencia, y por consiguiente, tanto la forma como el fondo, son importantes.
Buenas.
Primero, una reseña del significado de la palabra ritual:
Un ritual es una serie de acciones, realizadas principalmente por su valor simbólico. Son acciones que están basadas en alguna creencia, ya sea por una religión, por una ideología política, un acto deportivo, por las tradiciones, por los recuerdos, la memoria histórica de una comunidad. El término «rito» proviene del latín ritus.
Los rituales responden a una necesidad, la de realizar alguna creencia, en el caso de los religiosos para pedirle a un dios mejores cosecha, caza abundante, etc.; o responden a una costumbre como los cotidianos.
Los rituales son prácticas que han acompañado al humano toda su existencia, en la época actual permanecen como sucede en las prácticas políticas, deportivas y recreativas.
Los rituales seguidos en Masoneria, no son mas que representaciones visuales, graficas y fisicas de todo lo que nos rodea, lo que vemos y no vemos, de lo que somos, fuimos y podremos llegar a ser. El ritual en Masoneria, nos cuenta de Historia, nos habla de Astrologia, nos enseña Filosofia, nos comenta de Espiritualidad y nos brinda nociones Universalidad.
El verdadero proposito y el verdadero aprendizaje estara en saber sustraer aquellas gotas de sabiduria de este, y humedecer con ellas nuestro Universo interior.
En los Trabajos propiamente dichos, la clave estara en que Hacemos o Haremos nosotros mismos/as, para que la llama del interes y la voluntad, siga brillando y de Luz para Todos y Todas.
Saludos y Exitos.
SFU
Es curiosa la comparación entre el ritual que se desarrolla en lo Logia y el teatro, hace poco hablábamos de si somos actores, espectadores, de como funciona la atmósfera que se crea, …muchos ángulos de ataque para el cincel.
Somos espectadores de un artificio que funciona porque así mismo somos actores de la escena. Por eso funciona la estética de la que nos rodeamos. Por eso hay que cuidar como lo hacemos.
Creo que el ritual es mucho más que lo que se dice en este comentario. La disposición de los participantes, el orden de producción ritual, la deambulación drntro del templo, constituyen un rito alquímico que pretende la consecución de un resultado digamos “mágico”. Ello dependerá del buen o mal hacer y de la capacidad de los participantes para dejar los metales fuera del Templo y entrar con el ánimo y disposición adecuados.
Sin la menor duda, dejar los metales en la puerta es fundamental no es algo que se niegue