Perdonarme esta pequeña reflexión introductoria al asunto que me ocupa.De todos es conocido que a pesar de que Marruecos se define como una Monarquía Constitucional dotada de un parlamento multipartidista y elegido por sufragio universal, sin embargo la realidad es algo diferente, y más bien podría encuadrase el régimen político como una Monarquía Autocrática, pues el rey es el que concentra los principales poderes, que ejerce personalmente o a través de su entorno próximo. Según la organización internacional Human Rights, “Marruecos es una monarquía absoluta que ha demostrado muy poco respeto a los derechos humanos. Bajo el reino de Hassan II, cientos de personas fueron «desaparecidas», detenidas por razones políticas o exiliadas. Su sucesor ha liberado a algunos presos políticos, pero muchos continúan en la cárcel. La tortura es utilizada frecuentemente. El gobierno ha reconocido que algunos de los desaparecidos están muertos, pero el destino de muchos otros permanece desconocido. La impunidad impera, y es muy improbable que aquellos responsables por las desapariciones y muertes sean castigados”.
En este contexto se desarrolla la desesperanzada causa del pueblo saharaui. Su territorio está ocupado actualmente casi en su totalidad por Marruecos, aunque la soberanía marroquí no es reconocida ni por las Naciones Unidas ni por ningún país del mundo, mientras que la de la República Árabe Saharaui Democrática (creada en 1976 por el Frente Polisario) es reconocida hasta el momento por 81 países. El 8 de Agosto, once activistas canarios fueron agredidos en territorio Marroquí cuando formaban parte de una manifestación a favor de la causa saharaui.Con todo estos datos no deja de sorprenderme el que nuestro Gobierno haya dado por buenas las explicaciones del gobierno Marroquí. Dar por bueno que ejercer el derecho a la Libertad de Expresión es un acto ilegal, es dar por buena la censura. Al margen de que la inocencia lleve a alguien a dudar de que una policía que diariamente tortura y encarcela a la población saharaui no ha tenido nada que ver en los hematomas que todo el país ha visto en esos activitas canarios, no exculpa a nadie de pedir una investigación imparcial y seria de los hechos. El desatino es tal que hasta los propios sindicatos policiales españoles condenan la acción de la policía marroquí. El Sindicato Unificado de Policía ha declarado que el Sáhara es un territorio en estado de descolonización y que Marruecos “tiene por costumbre no respetar la legalidad internacional”. Por su parte, el representante de la confederación Española de Policía ha dicho que es «inaceptable» que se entre a valorar la «legalidad o ilegalidad» de la actuación de los activistas, ya que, a su juicio, lo que realmente debe valorarse es que ciudadanos españoles «han sufrido malos tratos y lesiones importantes de forma clara» en territorio marroquí.
La reflexión final es que ya es hora de que todos y todas reclamemos a nuestros Gobiernos la imparcialidad es la defensa de los Derechos Humanos, al margen de otros intereses, de carácter económico o estratégico, que parece ser los que priman en las relaciones internacionales.Apliquemos por tanto la máxima de Libertad para todos los pueblos oprimidos, igualdad para sus ciudadanos y Fraternidad con todos ellos
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