“A las emociones les faltan las palabras” dijo Víctor Hugo, un visionario cuya luz iluminará esta plancha en varias ocasiones….Será necesario no obstante controlar los sentimientos, agradeciéndoos en primer  lugar Hermanas y Hermanos  por haber hecho de este XIV Convento Internacional un reencuentro de culturas, de ideas y de corazones de los cinco continentes:

Agradecer también a los representantes de las Obediencias amigas con quienes hemos tenido el honor de compartir este gran momento como es la Tenida de clausura de un Convento Internacional. 
Reconocer calurosamente a todos los que con sus competencias y esfuerzo, han trabajado en la sombra desde una perspectiva material e intelectual, para el mejor desarrollo de este encuentro extraordinario. Muchas gracias: Majo, Florence, Marie-Chantal, Claudette, Hélène, Michèle, Claude y también a todos los que han colaborado y no he nombrado…
Para finalizar, agradecer a nuestro nueva Gran Maestre de Honor y a las Hermanas y Hermanos que han tenido esa responsabilidad porque cada uno ha dado lo mejor de si mismo para servir a nuestro DROIT HUMAIN.
La Hermana Danièle Juette, mi predecesora, asistida eficazmente por el pasado Gran Maestre Adjunto, el Hermano Antonio Ceruelo, ha continuado la obra de apertura comenzada por su predecesor, acercando a las HHª.·.y HH.·., tomando en cuenta que los límites del mundo masónico no están a años luz de distancia; llevando alto, lejos y con toda dignidad la Masonería mixta concebida por María Deraismes y Georges Martin.
Permitidme un recuerdo emocionado para el M.·.Il.·.H.·. Marc Gorjean, que pasó a la Gran Logia Eterna el 1 de enero pasado: Hace ya 38 años y algunos días era el Hermano Orador de mi Logia de Epinal, cuando recibí la Luz.

Hoy, tomo conciencia de la responsabilidad que me confiasteis ayer, después de tres  elecciones consecutivas. Voy a esforzarme por mostrarme digna de la confianza con la que me habéis investido. Vosotros, HHª.·. y HH.·. podéis estar seguros que nuestro Supremo Consejo unido, prestara oídos a todos y estará siempre cerca de cada uno de vosotros. Comenzamos un nuevo tiempo de trabajo para nuestro nuevo Supremo Consejo, para todas las HHª.·. y HH.·. de las 22 Federaciones, 8 Jurisdicciones y 25 Logias pioneras de la Orden.

Después de los años invertidos en estudiar a fondo nuestra Constitución, ha llegado el momento de su puesta en marcha. Después del trabajo perseverante de la Comisión Internacional, de las propuestas de las diferentes Federaciones, de la decisión de los Delegados, tenemos una nueva y sólida herramienta, sobre la cual podremos apoyarnos: el conjunto de leyes de la Orden: estarán mejor adaptadas, serán más claras y accesibles. Este conjunto de leyes está siempre precedido por la Declaración de Principios que, en su espíritu no ha variado desde el 1º Convento Internacional de 1920; una Declaración presente en todos los trabajos de nuestros Talleres que une con sus palabras, sencillas pero llenas de significado y de promesas, a toda la familia de Le Droit Humain, Así, al mismo tiempo y en todas las latitudes es mediodía en nuestras Logias: de Chicago a Antananarivo, de Helsinki a Johannesburgo, de Montreal a Belgrado, de Praga a Tokio, al igual que de Marsella a Melbourne, los principios de nuestra Orden están siempre bajo la atenta mirada de un grupo de HHª.·. y HH.·.. Principios presentes, principios vivos.
Los principios, como su etimología indica, son a la vez el comienzo y el mandato, la prioridad y la superioridad en todos nuestros actos de Francmasones. Recordemos siempre que nuestros principios han sido adoptados por todos los pueblos que desean vivir con dignidad. Para nosotros HHª.·. y HH.·. de LE DROIT HUMAIN, es nuestro primer deber hacerlos perdurar donde estamos implantados y la tarea no es fácil. Maria Deraismes ya lo había presentido cuando dijo antes de partir para la Gran Logia Eterna, “Os dejo el Templo inacabado…”
El mundo del siglo XXI no es más simple, ni más libre, ni más justo que el de los tiempos que vivió nuestra Orden al nacer, y los obstáculos son numerosos aunque la comunicación y los viajes sean aparentemente más fáciles.


Ni la Libertad, ni la Igualdad, ni la Fraternidad, ni la Justicia, ni la Laicidad reinan sobre la Tierra y nuestro entorno es, a menudo, hostil.
Si los fundamentos se encuentran siempre de actualidad, debemos ahora interrogarnos sobre nuestra capacidad de transmitir las ideas, sobre nuestra eficacia para desarrollarlas, sobre nuestra voluntad para ver este mundo tal y como es, pudiendo así conocer mejor los medios para nuestras acciones.
“Se resiste a la invasión de los ejércitos pero no se resiste a la invasión de las ideas”, escribía
Victor Hugo cuando estaba en el exilio.
Nuestra Gran Maestre nos decía en 2007 que lo importante era ¡no dejarnos sobrepasar por los tiempos!
Nuestra modernidad consiste en adaptar los valores tradicionales al tiempo que nos ha tocado vivir, para aumentar el bienestar de todos, teniendo la curiosidad de ir más allá, detrás de los horizontes; elevando filosóficamente nuestro espíritu. Esto nos debe permitir liberarnos de todos los dogmas, ya sean filosóficos o religiosos, librarnos de la decadencia social, para ser capaces de reinventar el mundo.
Es tiempo de reflexionar sobre la apertura exacta del Compás, también sobre la implicación de este ángulo en nuestra reflexión y su utilidad en nuestras acciones en el exterior. Los artículos 2 y 3 de nuestra Constitución Internacional deber ser el hilo conductor de nuestras vidas como Francmasones de LE DROIT HUMAIN: utilizando el método simbólico para trabajar nuestro perfeccionamiento y el progreso del mundo.

Conocido el símbolo, hay que reinterpretarlo en función de cada una de nuestras sensibilidades, y sobre todo dotarlo de sentido en Logia y en la vida profana, sin eso, el símbolo se enquista y solo tendría sentido para los futuros historiadores de la Masonería.

Reflexionar en nuestras Logias, con nuestras herramientas como verdaderos útiles de trabajo, sobre los medios para aplicar en el exterior, a través nuestras acciones y nuestros comportamientos, con ese fin y cito nuestra Constitución “…Establecer la justicia social, la felicidad que sea posible alcanzar a cada individuo…”. Nuestros principios son la hoja de ruta, el GPS, nuestros rituales son los vehículos; las Tenidas y nuestras vidas son nuestros viajes: así descubrimos toda nuestra diversidad con alegría, así sabremos encontrar los medios para unirnos.

Utilizar el ritual como una herramienta que se adapta a las manos de cada uno, que habla a cada uno, porque es comprendido, porque se adapta a aquello que se busca, a aquello que camina , a aquello que vive…

Utilizar todas nuestras herramientas para edificar sobre nuestros principios un mundo habitable y fraterno: para nosotros, para las generaciones que nos seguirán, porque tenemos un ejemplo que ofrecer y transmitir.

“Este siglo está en la trinchera y yo soy el testigo” escribía siempre Victor Hugo, pero ser testigo no es suficiente, necesitamos ser actores, en cualquier lugar donde nos encontremos. Todos juntos tenemos que trabajar, y el Supremo Consejo en primer lugar; porque es el gobierno de la Orden, el conservador del Rito y el garante de nuestros principios. Debe ser también el coordinador, el artífice de la unión de todos los miembros de la Orden, respetando escrupulosamente las especificidades de cada uno. Trabajará para que nuestra orden Le DROIT HUMAIN sea más atractiva para las jóvenes generaciones y continúe desarrollando los intercambios y la solidaridad entre sus miembros.

Pero esto debe ser más conocido y mejor reconocido y solo desde nuestra unidad puede tener éxito.

La Orden es singular en numerosos puntos. Nuestros fundadores fueron visionarios al inventar una estructura mixta, internacional ofreciendo al mismo tiempo la posibilidad a cada uno de progresar en la vía iniciática. Estas tres características son un triple triunfo que nos ayuda a adquirir conocimientos, a extendernos más, y a saber transmitir para construir un edificio sólido, perdurable, útil.

La mixtidad, y eso lo constatamos en todas las Obediencias, se ha convertido en una tendencia moderna. Nosotros tenemos una experiencia de más de 119 años, hemos aprendido a trabajar juntos. HH.·. y HHª.·. unidos, porque, si hemos nacido como hombres y mujeres, en Logia somos Francmasones. En el mundo actual, nuestra mixtidad debe desarrollarse en todos los planos posibles: mixtidad hombres-mujeres ciertamente, pero también mixtidad social, mixtidad cultural que es, todavía, muy tímida.

Nuestra internacionalidad, nosotros lo vemos, es el campo de aplicación de nuestros principios. Ahora bien, no se trata de experimentar; consiste en crear en cada Logia de la Orden, las condiciones de un trabajo constructivo de excelencia. El Supremo Consejo debe procurar, en la medida de sus posibilidades, y como ha hecho, sobre todo en los últimos 15 años, los intercambios. Iniciativas que hacen crecer nuestra Orden tanto física como éticamente: este es uno de los deseos que vosotros votasteis ayer; yo os invito a los Grandes Comendadores, a los presidentes de Consejos Nacionales o Federales, así como a los Hermanos y Hermanas y a los Talleres, para que no dudéis en ir más allá de las fronteras, a intercambiar prácticas, trabajos, experiencias, en definitiva: a construir juntos. Le DROIT HUMAIN es un rompecabezas donde todas las partes son interdependientes, unidas en un todo armonioso. Ciertamente, hay muchas diferencias, pero la equidad en el tratamiento, será, como decía siempre Victor Hugo la primera igualdad, precisando: » He dicho igualdad, no he dicho identidad ”…

Es ésta, la preocupación por la igualdad entre todos, lo que hará preservar nuestras diferencias, pero también la magnífica mixtidad que percibimos en cada uno de nuestros Conventos Internacionales.

A la manera de Albert Camus, pero en nuestro campo masónico, yo diría que es porque me encanta mi Federación de origen, por lo que puedo amar con fuerza nuestro internacionalismo: es un activo al que todos deben prestar atención, esté donde esté: no hablo de hacer “turismo masónico», sí de intensificar nuestras acciones internacionales. No permanecer cerrados en nosotros mismos, saber que existimos y que el ideal que aplicamos es un ideal de progreso, de paz y de fraternidad.

Somos diferentes, ¿y qué? Estamos en estructuras de desigual importancia en número, que abordan los problemas de manera diferente. ¿Y qué? Tenemos océanos y miles de kilómetros entre nosotros, ¿y qué?. No son ni las diferencias de cultura, de costumbres, de importancia en número, ni las distancias las que pueden hacernos peores: Tenemos sin falta que encontrar lo que conviene a nuestra Orden en el siglo XXI, y enseguida, escoger: los pioneros de la Orden mostraron el camino. A nosotros nos toca seguir ampliando nuestra presencia, desarrollando nuestras estructuras, practicando más todavía nuestra lengua común, nuestro particular esperanto; la lengua que Georges Martin escogió para nuestra Orden: El R.·.E.·.A.·.A.·. que es, recordémoslo, la referencia en todas las Constituciones de LE DROIT HUMAIN, pero también el Rito masónico más extendido en el mundo, porque, siempre, se ha adaptado a las sensibilidades más diversas. Debemos asegurarnos de que al igual que nuestros rituales, la diversidad de nuestros miembros también pueden ser acomodadas, como nuestras culturas y nuestras convicciones, ofreciendo a nuestros Hermanos y Hermanas la posibilidad de descubrir la herramienta de apertura y la creación, que permita a cada uno encontrar la vía original, su camino de perfección, de acuerdo con su personalidad y nuestros principios.

Es esencial recordar, como hizo la M.·. III.·. Hª.·. Danièle Juette este miércoles, ante los representantes de las Logias pioneras, que la Masonería no se aprende en los libros, sino en la Logia, entre los Hermanos y Hermanas. Por mi parte me gustaría añadir que en esta Masonería liberal y adogmática que es la del Derecho Humano, nuestros rituales no están allí para afirmar las creencias, porque sería entonces el camino hacia la exclusión de gran parte de la humanidad.

En uno de nuestros rituales, al final de los trabajos, queremos extender fuera el trabajo comenzado en el templo, éste fue el tema de la cuestión internacional del Convento 2007: es necesario que esta obra lleve la marca del amor fraterno, la alegría de trabajar juntos. No nos olvidemos de cultivar en nuestros talleres, día tras día, las flores de la fraternidad: son las guardianas más fieles de la eficacia de nuestras acciones, porque sin la fraternidad vivida y sentida en igualdad, nada grande puede suceder.

Estos cuatro días nos han permitido conocernos mejor, apreciarnos más, comprender también que el camino que tomamos cada uno en torno a nuestras Federaciones,  jurisdicción y logias pioneras, convergen hacia un mismo objetivo.

Mañana cuando las velas se apaguen, quedará en nosotros todo el calor que hemos recibido los unos de los otros, calor que transmitiremos a los que no han podido estar presentes es estos privilegiados momentos. Antes de unirnos en una calurosa cadena de unión, deseo, para estos cinco años que comienzan, tener en cuenta un pensamiento del emperador Marco Aurelio, de hace dos mil años pero de plena actualidad: » Que la fuerza me sea dada para soportar lo que no puede ser cambiado, valor para cambiar lo que puede ser, pero también sabiduría para distinguir lo uno de lo otro”.

He dicho.
Masonería Mixta Internacional

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