Esto, más que un resumen de una vida es la historia de una locura eugenésica. La historia de la madre y de una hija excepcional por su inteligencia. Es la historia de Hildegart Leocadia Georgina Hermenegilda Maria del Pilar Rodríguez Carballeira, que siempre usó el primero, y nació en Madrid, un 9 de diciembre de 1914, y murió asesinada por su madre cuando apenas contaba con 18 años un 9 de junio de 1933, también en Madrid.
Desde antes de su nacimiento ya tenía Hildegart su destino marcado. Su madre Aurora Rodríguez Carballeira diseñó su embarazo y educación con la meticulosidad con que un entomólogo clasifica sus insectos. Hildegart sería el modelo de la mujer del futuro. Sería una mujer como ella: feminista y socialista, revolucionaria y sin los perjuicios que ataban a las mujeres al hombre.
Su padre fue un espécimen seleccionado por Aurora siguiendo un proceso de eliminación en el que de ninguna manera entraba el amor o el deseo sexual. Al final se decidió por un hombre de aspecto sano e inteligente, que aceptara sus reglas para mantener las relaciones, y cuya filiación no es muy clara. Para algunos era un vividor y estafador que ocasionalmente se hacía pasar por capellán castrense, para otros era un marinero de la zona en la que vivía Aurora, el Ferrol.
Con la ayuda de este “colaborador fisiológico” como lo denominó Aurora en el juicio por el asesinato de Hildegart, tuvo unos veinte encuentros sexuales en los que el amor o deseo brillaron por su ausencia hasta que tuvo la certeza de estar embarazada; trasladándose entonces a Madrid donde nacería Hildegart.
El proyecto estaba en marcha y tan perfecto como lo había imaginado: mujer y a su entera disposición sin el estorbo de ningún padre, al que sólo permitió ver a su hija unas pocas ocasiones, hasta los tres años, y luego cortó totalmente con él.
La niña pronto mostró una inteligencia extraordinaria y una disposición para aprender todo lo que su madre le ponía delante. A los tres años ya escribía, y a los ocho hablaba varios idiomas: francés, alemán, inglés… terminó el bachillerato a los 13 y a los 17 se había licenciado en Derecho para comenzar estudios en Medicina y en Filosofía.
Hildegart, como su madre, era una activa militante socialista, afiliada a las Juventudes Socialistas y al PSOE desde los 14 años, y a los 18 ya había publicado varias obras en las que reivindicaba la sexualidad femenina, el control de la natalidad, etc. Hildegart era, además, una brillante oradora, aclamada en cada ocasión y cada vez más conocida y solicitada. Lo que despertaba el recelo de algunos de los miembros de la ejecutiva socialista.
Su actividad intelectual, es socia del Ateneo desde los 14 años, y de publicaciones, siete libros y multitud de artículos y conferencias, es de tal calidad que sus trabajos son reconocidos por Havelock Ellis, con el que se cartea y del que es traductora, y la llevan a codearse con personajes como Marañón, Ortega y Gasset, Negrín, Clara Campoamor, Victoria Kent, H. G. Wells, etc.
En 1932 publica una carta en el periódico La Libertad, en la que critica duramente una posible alianza del PSOE con un candidato reaccionario, lo que provocó su expulsión inmediata y un enfrentamiento con su madre que veía a su hija alejarse de la ortodoxia que ella le marcaba, si a esto añadimos que H.G. Wells la había propuesto marchar a Londres con él para colaborar y que se había afiliado al Partido Federal, todo iba alimentando la paranoia de su madre. Y para remate, parece ser que en el Partido Federal conoció a un joven, Abel Vilella, del que se sintió atraída. Eso era más de lo que su madre podría soportar.
Una noche, mientras Hildegart dormía, su madre le pegó cuatro tiros. Aun no había cumplido los 19 años.
Aurora fue detenida, juzgada e internada en el manicomio de Ciempozuelos, donde unos dicen que murió 20 años después y otros que desapareció cuando en el 36 fue asaltado por los milicianos y sus internos salieron a la calle, desapareciendo sin que nadie la volviera a encontrar.
Ricardo.
EXCELENTE.
A mi madre le fascinaba esta historia. Me la contó muchas veces.