QQ. HH. y HHnas. Por el número de intervenciones en La Tierra no es plana deduzco que el asunto interesa y es con frecuencia motivo de debates en las logias. Por el tono y enfoque de varias diría que apasiona de un modo que todo lo que escribamos nos dejará con ganas de matizar cada frase tras verla comentada -¿malinterpretada?- por nuestro interlocutor. Es inevitable. Escribir, y sobre asuntos en los que las ideas se juzgan antes de evaluarlas, lleva a esos malentendidos que las suposiciones no contrastadas nos juegan tan malas pasadas.
¿Por dónde empezar? Quizá por esa idea tan escuchada de que los “racionalistas” son fríos, cerrados, irrespetuosos, poco fraternos… etc. ¿Seguro? ¿Son así todos los “racionalistas”? ¿No hay excepciones? Y al contrario, los “espiritualistas” son cálidos, abiertos, fraternales, respetuosos… ¿Siempre? ¿Tampoco hay ninguna excepción? ¿De dónde salen estas arquetípicas imágenes que a unos les asocia con la pobreza espiritual y a otros con la belleza moral?
Usar este tipo de categorías y atribuciones como verdades comprobadas, aparte de ser inexactas, llevan a un cierto tipo de pensamiento sobre las personas que no ayuda a comprenderlas.
Los llamados racionalistas no somos cyborgs con cerebros biónicos que pensamos en ceros y unos, ni vulcanianos de irreprochable lógica y orejas puntiagudas como el Sr. Spock. Tenemos nuestras emociones, ilusiones, deseos y alegrías, aunque os sorprenda QQ. HH. y HHnas.
No conozco a ningún «racionalista» que en una charla con los amigos, ane una puesta de sol, en un abrazo con la persona que ama se ponga a analizar «científicamente» qué es lo que está pasando, y si eso se diese no estaríamos hablando de un racionalista sino de un cretino.
Aclararé qué es lo que pretendía en “La Tierra no es plana” si digo que no es un escrito sobre ciencia, ni sobre creencias aunque una y otra estén implicadas en la lógica del discurso. Trata sobre lo que Leon Nisand reflejaba en su plancha “Comercio de “Misterios” arcaicos o canteras masónicas para edificar el humanismo” con mucha más contundencia de lo que yo lo he hecho cuando habla de “diversas jerigonzas irracionales” y “demagogias seudo-religiosas”, cuando se pregunta:
“¿Cuáles son entonces los objetivos del “Droit Humain”?
– ¿Desea federar sus Logias en todo el mundo para trabajar por el progreso ético de la familia humana, u ocuparse de poner a flote todo tipo de esoterismos que han sucumbido en los abismos del olvido?
– ¿Desea ser un organismo mundial de concertaciones humanistas, o un comercio de “misterios” arcaicos para aficionados a las antigüedades?
– ¿Desea ser un lugar de debates lógicos y constructivos o un conjunto de tarimas místicas desde las cuales algunos podrían asestar -a unos auditorios asombrados e incluso a veces consternados- unas exposiciones más o menos plausibles sobre creencias místicas o sectarias a las que, además, ni el auditorio ni eventualmente el mismo auditor se adhieren personalmente?”
Para a continuación recordarnos el origen ideológico de “Droit Humain”
“…La francmasonería… ¿dispone del monopolio de las verdades superiores accesibles solamente a las inteligencias de elite? No.
¿Trata cuestiones abstractas, transcendentes, que exigen previamente estudios preparatorios? No. Puede uno ingresar en ella sin diplomas.
¿Guarda secretos, arcanos, misterios que solamente deben ser divulgados a un pequeño número de elegidos? No, porque ya ha pasado el tiempo de los misterios, de los secretos, de los arcanos…”
Decía María Deraismes en su discurso durante su Iniciación, el 14 de enero de 1882.”
Texto de quien que por su larga trayectoria y compromiso con el humanismo me parecen digno de ser recordado al acotar perfectamente el espacio del debate, y no por usarlo como argumento de autoridad, que entre librepensadores estaría fuera de lugar, sino porque si otros han pensado antes y mejor sobre este asunto por qué no volver a escucharles. Sobre esto es sobre lo que quería escribir: sobre humanismo y charlatanería, aunque sin mucha fortuna por mi parte, a la vista de algunos de los comentarios.
Por ello, las referencias que hacéis a la magia, a la alquimia personal, a la emoción por encajar piezas de un “puzzle inabarcable del conocimiento”, a que “el corazón se mueve siempre en el lenguaje del silencio” me parecen hermosas expresiones llenas de simbolismo y a las que en según qué ambientes y con qué personas puedo compartir. Sería ese egregor del que en alguna ocasión se habla.
Y como no quise escribir sobre las creencias, ni sobre la espiritualidad, ni sobre la poesía o el simbolismo es por lo que las expresiones antes comentadas las hago propias, si bien aislándolas de algunas de las afirmaciones de las que se acompañan, que me parecen no se basan en conocimientos verificables como son las que hacen referencia al poder del “agua y los sonidos”, al menos no en la forma en que están expresadas y para el caso que yo ponía. Pero esa es mi opinión y sujeta a mejor parecer.
Una última consideración que veo con frecuencia en este tipo de debates es la afirmación de que la razón o la ciencia no lo explican todo. Cierto. La razón o la ciencia son sólo caminos, no doctrinas. Y como caminos nos pueden llevar a sitios erróneos, pero que podemos desandar y tirar por otro sendero. La pseudociencia se cierra en un reducido cuerpo de verdades absolutas que rechazan ponerse a prueba. Con la razón me puedo equivocar y si se me demuestra, corregir mi error. Con la pseudociencia me da la impresión de que no puedo hacer ese recorrido de ida y vuelta.
Se nos dice que la Francmasonería procede de sí misma y extrae sus principios de la razón y del Amor a la Humanidad, de modo que si “somos hijos de la luz y de la razón y abjuramos de lo oscuro y oculto […] no necesitamos magos ni dioses para alcanzar el conocimiento, tan solo la razón y el trabajo”, que con el sentimiento completará el triángulo.
Y cierro esta aclaración tirando otra vez de Leon Nisand: “Si el “Droit Humain” en su conjunto, llega a preservar rigurosamente sus criterios iniciáticos y humanistas sin dejarse desnaturalizar por el ejemplo de algunas Logias desviadas, hacia una desordenada kermesse donde cualquiera puede venir para decir cualquier cosa, de cualquier manera y con cualquier motivación el mensaje y la ejemplaridad de la Orden Masónica Mixta Internacional podrían muy bien constituir una aportación considerable para la evolución de nuestro mundo en crisis.
Formulando de esta forma unas críticas un poco alerta, se corre el riesgo de ser mal entendido, y sobre todo de ser tachado de intolerante, frente a numerosas corrientes ideológicas que tratan de introducir o de reintroducir unas creencias particulares en una francmasonería que desearía permanecer libre de todo dogma”.
Por supuesto, fraternalmente. Ricardo.
PS: “El librepensador es aquel “que forma sus opiniones sobre la base de la razón, independientemente de la religión, la tradición, la autoridad y las ideas establecidas, para ser dueño de sus propias decisiones” (Wikipedia) o, también, quien se acoge al librepensamiento que es la “Doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural” (RAE). Es decir que, por encima de cualquier otra consideración, se trata de un individuo que rechaza cualquier opinión que no se base en la razón.”
http://www.masoneriamixta.es/2012/08/el-librepensamiento-como-razon-de-ser-de-la-francmasoneria/
Un tema que es candente en todas partes y que en muchas ocasiones es el argumento facil, cuando el argumento se ha desvanecido.
La practica de la razon y la logica son fundamentales, pues a traves de ellas recibimos y podemos comunicar los prinicpios espirituales y tambien pueden ser el medio de saltar, hacia esa inspiracion que emite destellos, en los procesos de indagacion ,de la razon lucida.
Ricardo, si no tengo mal entendido, Descartes recurrió a la veracidad divina para demostrar la realidad externa. Se vio obligado a demostrar que Dios existe, la prueba ontológica de Dios, del ser de Dios. Descartes dijo, dado que la imagen de Dios está en mí, y dado que la imagen de Dios es la imagen de un ser perfecto, existe en mí la idea de la perfección. Si la idea de la perfección existe en mí, que soy un ser imperfecto, quiere decir que alguien que es perfecto la puso ahí, ese es Dios. Pero esta demostración la hace Descartes desde la subjetividad porque no demuestra la existencia de Dios dejando de lado la subjetividad, sino que la demuestra partiendo otra vez del cogito porque dice «mi subjetividad, mi cogito» tiene la idea de la perfección.
Descartes se traiciona, pues, para demostrar la existencia externa de las cosas, pues no se remite a su fundamento primero, el pensamiento, sino que se remite al viejo fundamento de la teología medieval: Dios.
Ahora bien, si lo hizo por miedo a las consecuencias que habría tenido obviar la idea de Dios, con la imagen de Giordano Bruno en la hoguera o la de Galileo retractado y aún así castigado, no lo discuto, lo cierto es que puso pies, no en Polvorosa, sino en Holanda, ya que Francia por aquellas fechas no era el paraíso de la tolerancia. Se dice que la reina Cristina no lo dejaba en paz y el pobre pilló la neumonía que a los 54 años lo llevó a la tumba. Al parecer ni en Holanda se libró de la represión, pues la muerte, según la sintomatología que presentaba en la agonía, fue debida al envenenamiento por arsénico .
Sea como fuere, cuando hablé de Descartes en el comentario del primer post, fue en contestación a Pedro José Vila, cuando mencionó la regla de Descartes.
Yo sigo pensando que la razón es esencial, es la luz humana, siempre atenta para prevenirnos de los equívocos a los que nos conducen los sentidos, pero hay otros planos de percepción accesibles al ser humano más allá de los sentidos donde la razón muchas veces no alumbra lo suficiente, porque la razón está condicionada o limitada por el conocimiento, conocimiento que no es el mismo para cada uno de nosotros, pues lo poseemos en diferentes medidas. Es conveniente que la realidad de estos planos de percepción sea también apreciada de forma objetiva pues tienen valor e interés en el campo del conocimiento.
Ignorar a la ciencia mata, como bien dices, pero también seguirla mata. No olvido las palabras de Miguel Delibes en «Un mundo que agoniza» cuando decía que la ciencia aplicada a la tecnología ha revolucionado la vida moderna. Pero todo progreso, todo impulso hacia delante comporta un retroceso, un paso atrás, lo que en términos cinegéticos llamaríamos el culatazo. Y la física nos dice que este culatazo es tanto mayor cuanto más ambicioso es el lanzamiento. Así que aunque sabemos lo que la ciencia nos quita, muchas veces ignoramos lo que pone y no se nos oculta que, en muchas ocasiones, el envés de aquélla, sus aspectos negativos, se emparejan, cuando no superan, a los aspectos positivos. Por ejemplo el DDT, o la propia medicina, que tantas enfermedades ha erradicado pero que también ha dado lugar a que nazca más gente que la que muere, explotando la demografía ¿va a dar para tantos la despensa en mundo donde los recursos son limitados? La medicina, al posponer la hora de nuestra muerte, viene a agrabar, sin quererlo, los problemas de nuestra vida. La Medicina, pese a sus esfuerzos, no ha conseguido cambiarnos por dentro; nos ha hecho más pero no mejores. Estamos más juntos -y aún lo estaremos más- pero no más próximos…
No se mal entienda, al traer estas reflexiones de Delibes sólo quiero dejar contestada – a modo de antítesis – la tesis de Ricardo de que ignorar a la ciencia mata. Esto no supone abrazar teorías disparatadas o iluminismos subjetivos. Pero la intuición, la especulación (intelectual), la imaginación y el azar también nos hacen avanzar.
La iliada y la Odisea son grandes obras literarias, no quedan muy lejos del Mahabharata y otros poemas… ¿es que no se aprende nada de ellos? Las especiales interpretaciones que se hagan de ellos ¿son manipulación del conocimiento?
Siento no haber eswcuchado en los Trabajos a los que he asistido planchas como las que menciona Ricardo en su post «La tierra no es plana», no he escuchado nunca en una Logia «alteraciones de la ciencia y de la historia en auténticos disparates», por ello no estoy en condiciones de seguir hablando de forma acertada.