Cuando se lleva algún tiempo en esta antigua cofradía uno va haciéndose con un acervo de curiosidades que si no dan para publicar un librillo, si nos aportan jocosos momentos que añadir a la distracción que nos aporta el perdernos por los meandros de las discusiones del tipo «sexo de los ángeles».
Me voy a permitir, sin «acritú» que decía aquel y tratando de ver el lado jocoso de la cuestión, traer hoy a colación algunas especialmente sabrosas con el fin de que, quizás viéndolas escritas, podamos corregir algunas de estas manías y jorobas de las que ni nosotros nos libramos.
LA OSCURIDAD
Ya es conocido sobradamente que los aprendices tienen su asiento en la columna del Norte, aquella en la que según algunas tradiciones reina la oscuridad en la que se encuentran sumidos por mor de sus escasos conocimientos. Cosa cierta es el lugar en el que se asientan, mas no tanto la parte en la que se habla de la falta de luz, realmente una inexactitud que, además, denota escasos conocimientos de geografía y de la iconografía masónica ya que frente a esta columna se encuentran dos ventanas precisamente dispuestas en el muro del Sur para facilitar la entrada de luz en la máxima cantidad posible .
Siendo obvio que la condición de Aprendiz lleva aparejada la falta o escasez de conocimientos, se hará necesario buscarles un lugar en el que puedan recibir la máxima cantidad de conocimiento, Luz, posible y por ello ¿dónde mejor que en el Norte mirando al Sur?.
EL SIGNO DE FIDELIDAD
De todos es sabido el sinnúmero de elementos que en la francmasonería existen para reconocerse sus miembros entre sí, como a algunos les parecen pocos, se han inventado uno curioso donde los haya y es aquel que debe emplearse cuando uno entre en el taller antes de que sean abiertos los trabajos.
Hay quien lo llama «signo de fidelidad» y lo justifican con la peregrina teoría de que se entra en un lugar sagrado, un templo y al pronunciar este vocablo se les llena la boca de tal manera que tal parece que se refieren a algún lugar de culto a no se sabe bien que deidad y que merece un profundo respeto.
Quienes así obran suelen olvidar algunas cuestiones elementales entre las que no es menor aquella que nos indica que el taller masónico es una simple habitación sin nada de especial hasta el mismo momento en el que el Venerable Maestro declara abiertos los trabajos. Solamente a partir de ese momento, y separados por tanto del mundo profano, se debe mantener una actitud de respeto acorde con los rituales; actitud que debe ir acompañada por el signo que corresponda a cada uno de los grados y no por ningún extraño «signo de fidelidad» ajeno a cualquiera de los rituales conocidos.
EL EXTRAÑO CASO DE LOS APRENDICES LISIADOS
Conocí en cierta ocasión a un H.·., a la sazón 2º Vigilante, que ponía tanto empeño en educar a sus pupilos, los aprendices, que llevaba algunas cuestiones a tal extremo que ver circular a un Aprendiz por el taller era todo un espectáculo. Nada digamos si quien se movía se trataba de una mujer con zapatos de tacón de una altura más que considerable.
Este Hermano, celoso por demás del ritual y con una interpretación «sui generis» del mismo, olvidaba que determinadas cuestiones rituales tiene su momento y deben realizarse en ese preciso momento ya que, de otro modo y llevadas al extremo, únicamente sirven para ridiculizar a quien se ve obligado a moverse de un modo absolutamente antinatural. Probad, queridas Hermanas y queridos Hermanos, a moveros con el paso del Aprendiz en todos vuestros desplazamientos en el taller y contadnos vuestras experiencias.
EL ESTUDIO DEL SIMBOLISMO DE LOS NÚMEROS
He aquí una cuestión sobre la que no hay discusión, si estás en el primer grado bien está que reflexiones sobre el número 1. Obviamente cuando seas Compañero debieras hacerlo sobre el 2 y sobre el 3 cuando llegues a Maestro. Desgraciadamente en masonería tenemos una extraña manía con esto de los números y los ordinales de los grados no tiene la menor relación con los números naturales y su orden.
Como ya es sabido, porque de la masonería ya nada queda que pueda ser considerado secreto pues hasta las ceremonias pueden verse en Internet con todo lujo de detalles, al primer grado corresponde el estudio del número 3 por más que algunos Oficiales se sigan empeñando en que nada mejor que comenzar por el principio, y dedicar algunos reflexiones a un número que mejor dejamos para un estudio en algún momento posterior de nuestro andar masónico cuando algunas cosas vayan encajando de manera natral en su oportuno lugar.
Fantástico
Muy bien traída la referencia al «signo de fidelidad», que uniría con la llamada que hacen algunos MC antes de entrar a un «espacio o lugar sagrado», sin advertir que ese espacio no se constituye como tal hasta que el VM así lo dice tras seguir los pasos del ritual.
Por contra, también he visto a otros MC invitarnos a entrar en un «taller a trabajar». Trabajo que creará el espacio sagrado, no antes.
TAF. Ricardo.
Este artículo es una demostración evidente de que lo más serio puede tratarse con humor: si no se hace más a menudo, probablemente se deba al hecho de q por mucho q la seriedad excesiva (y peor aún la pedante) se confunda con inteligencia, es mucho más difícil explicarse desde el humor inteligente. Gracias QH por recordarlo. Solo señalaría un defecto: sabe a poco.