Escuchamos en nuestras tenidas que es mediodía o medianoche según que estemos en la apertura o en el cierre de nuestros trabajos, no se habla de una hora -no son las 12 de mañana o de la noche- sino de un tiempo. El de comenzar o finalizar un período de trabajo que, en cualquier caso, ni empieza ni termina en esos momentos.
El tiempo de trabajo masónico no puede ser disociado de nuestra vida normal, profana si queremos. Trabajamos al o por el Progreso de la Humanidad en todo momento y bajo cualquier condición. Lo contrario sería convertir el trabajo en una mera liturgia vacía de contenido y sin más valor que el estético en el mejor de los casos.
El trabajo masónico se realiza más allá de los momentos en los que nos reunimos en la cantera; la cantera, ni taller, ni templo, porque los aprendices no trabajamos ni en uno ni en otro, lo hacemos siempre a la intemperie, en la cantera. Es decir debe realizarse en cualquier lugar y circunstancia y a todas horas porque la cantera es, para nosotros, el mundo, la sociedad.
El tiempo de trabajo comprende incluso, perdonadme por no dejar ni un solo momento de asueto, el del ocio que deberá ser activo, reflexivo, enriquecedor porque de él deberemos de salir más dispuestos, mejor preparados a ejecutar nuestra tarea. Cualquier momento de vigilia deberá ser dedicado al trabajo, a pulir nuestra piedra bruta, a enriquecer nuestro espíritu, a laborar en pro de aquello que nos mueve, aquello en lo que creemos. Solamente durante el sueño reparador podremos dejar de lado nuestra tarea. Realmente ese será el momento en el que podamos decir medianoche ha sonado, descansemos.
Volvamos a la cantera, a ese tiempo que va de mediodía a medianoche, que nos lleva a reunirnos durante un tiempo, ni prefijado, ni tasado, ni corto, ni largo, porque el reloj se detiene para dejar paso al espacio intemporal en el que nos dedicamos al trabajo gremial, conjunto, que nos permitirá continuar en otros lugares, otras canteras nuestra tarea en solitario.
Volvamos a la cantera, es mediodía, comienza el trabajo. Escucho, reflexiono, aporto mi piedra, aprendo, enseño. Atención, medianoche suena, acaba un tiempo de trabajo. ¿Acaba? ¿Hemos conseguido que nuestra piedra sea perfectamente cúbica? Dificilmente, por eso deberemos seguir dedicando tiempo al trabajo.
He dicho,
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