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Hace unos días un Hermano y amigo, o viceversa porque en estas cuestiones uno ya no sabe cual es el orden adecuado, me recordaba una capítulo del libro «Grandes Maestres tenéis la palabra», el que corresponde al pensamiento de uno de los más recientes Grandes Maestres de nuestra Orden, el islandés Njödur Njardvidk, y del que extraigo el siguiente párrafo:

«Cuando entramos en la Logia, al principio de nuestra iniciación, emprendemos un viaje simbólico hacia nosotros mismos, el viaje que nos ofrece el medio de operar un cambio, una transformación real de nuestra manera de pensar, de comprender, de descubrir lo que somos realmente y que nos ofrece también el modo de llegar a ser un ser humano totalmente realizado. La llave de esto es el cambio. Si nuestra iniciación y nuestra progresión masónica de grado en grado no nos cambian , el trabajo masónico realizado es en vano. significa que no hemos sido capaces de oír la voz interior silenciosa de la Franc Masonería, o si la hemos oído no nos hemos dado cuenta de su mensaje, la hemos ignorado«.

Parece que muchos de nosotros nos somos capaces de oír la voz, o no entendemos su mensaje. No creo que la hayamos ignorado, lo que ocurre es que la voz nos dice a cada uno aquello para lo que en cada momento estamos preparados. No se trata de la Voz, porque la masonería no es una cuestión de divinidad sino de algo más terrenal, humanista, ya que a los seres humanos afecta y para los seres humanos construye. al menos aquella en la que yo creo

Somos tan complejos que al tiempo que resuena esa llamada al camino interior, al sendero que nos lleva hacia dentro de nosotros mismos, a edificar nuestro templo interior, otras voces nos dicen que, también, debemos tener otras preocupaciones como puede ser el caso de aquellas que interesaban al fundador del DH, Georges Martin, y que nos traslada Marc Grosjean, él mismo también Gran Maestre de la Orden, en su biografía del personaje y que podemos leer en la página 12 del libro «Georges Martin, Franc-Macón de l’universel«, cuando habla de las ideas que inspiraron la acción de tan Ilustre Hermano. Dice así:»

[…]Su filosofía se basa en la acción, tiene tres preocupaciones esenciales:

  1. La Defensa de los Derechos de la mujer que deben ser los mismo que los de los hombres. Georges Martin lo llama el Derecho Humano.
  2. La Justicia social, base misma de la democracia
  3. la Paz universal, suprimiendo toda posibilidad de conflicto y reforzando las posibilidades de mediación, fundamentalmente en el seno de la conferencia de la Haya.

Estos dos últimos puntos se engarza según Georges Martin al Derecho Humano«.

Es evidente que tenemos ante nosotros dos maneras de entender la masonería, de ninguna manera contrapuestas sino complementarias. La segunda sin la reflexión de la primera nos llevaría por derroteros que nos alejarían de la esencia básica de la masonería, el camino iniciático, y la primera sin la acción que se expresa en la segunda dejaría vació de contenido, de hecho lo invalidaría, el «continuar fuera la obra comenzada en el Templo«. Ante esta situación no queda más que realizar un ejercicio de síntesis, complejo sin la menor duda, en el que ninguna de las dos opciones destaque por encima de la otra, de tal manera que se pueda conseguir la máxima que mueve a una masonería tan especial como es la que representa Le Droit Humain, y que no es otra que la reunión de lo disperso en el más amplio significado del término, para que con el correspondiente esfuerzo de todos y cada uno de los miembros de la Orden se pueda llevar a término la obra para la que nació. La implantación de el Derecho Humano.

En todo caso y por abundar un poco más en esos dos caminos que deben ir juntos y entrelazándose, no está de más recordar que una persona tan profundamente racionalista como Georges Martin tenía siempre muy presente lo que suponía lo que yo llamo «el ser masónico», esa cualidad que se adquiere mediante la iniciación pero que no es intrínseca a ella, debemos estar preparados para recibirla

1 Comentario

  1. Me recuerda esta plancha cuando en aquellos partidos de fútbol de mi lejana juventud conseguíamos hilvanar una jugada al primer toque: nos mirábamos y decíamos, así, siempre así. Las escasas veces q ocurría, parecía tan sencillo! Luego, nos dábamos cuenta q aquella sencillez ocultaba una profunda dificultad, quizá la mayor de todas. Así conjugar las reglas del viaje interior y hacia el mundo, puede conseguirse en algunos momentos puntuales, pero exige esfuerzo, concentración, voluntad y q el entorno sea favorable. Y nunca creer q es fácil y va a repetirse de forma mecánica.

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