A pesar de la defensa del librepensamiento como elemento fundamental de la masonería parece bastante evidente que en ella, y ya desde sus principios, encontraron cobijo eminentes hombres, más tarde ya mujeres también, de lo que en el siglo XVII podía considerarse ciencia y que en muchos casos no dejaba de ser el trabajo de alquimistas de alto nivel que a la par de sus trabajos alquímicos realizaron importantes contribuciones a la, digamos, ciencia oficial tal y como se entiende hoy en día. Es muy posible que fuese precisamente esa desafección hacia los dogmatismos lo que impulsase la entrada de muchas de estas personas en la cofradía de los Hijos de la Viuda.
Con el paso del tiempo en la masonería fueron encontrando acomodo otro tipo de corrientes, algunas de las cuales perduran hasta nuestros días como cuerpos separados, entre las que cabe destacar la teosofía y diferentes corrientes espiritistas en las que participaron señeras figuras del siglo XIX como la británica Annie Besant o la española Belén de Sárraga, miembros ambas de la Orden Masónica Mixta Internacional y a cuya expansión contribuyeron de manera significativa. Curiosamente no se trataba de personajes ajenos a las inquietudes sociales de su tiempo.
Fue una destacada feminista, portavoz de la National Secular Society (NSS) británica, de la Fabian Society y de la Marxist Social Democratic Federation. Iniciada en Le Droit Humain abre, en 1902, la primera logia de la Orden en el extranjero y durante los años siguientes la extiende a lo largo del Imperio Británico; en 1907 alcanza la presidencia de la Teosophical Society.
Belén de Sárraga por su parte, fue una destacada anarquista, librepensadora, miembro del movimiento republicano-federal, así como de asociaciones espiritistas, es considerada precursora del movimiento feminista en Chile. Contribuyó de forma importante a la expansión de Le Droit Humain en Argentina.
Por otra parte y por lo que se refiere a España, le Droit Humain nacía merced a los esfuerzos de personas como Julio Garrido o Manuel Treviño, ambos masones y miembros de la Sociedad Teosófica Española, como tantos otros hombres y mujeres de la época que hacían compatible su librepensamiento y sus ideas teosóficas así como las sociales como se desprenden del interés de miembros del Ateneo Obrero de Gijón por implantar una Rama de STE en éste.
A la vista de lo expuesto no cabe deducir que la teosofía forme una parte esencial de la masonería pero sí que en una época tuvo su importancia y una relevancia extrema para la expansión de esa nueva concepción de la masonería que era Le Droit Humain. En este sentido es mi opinión que, precisamente, una de las grandes virtudes de la masonería es su potencial para permitir la coexistencia de pensamientos diversos y divergentes en ocasiones siempre y cuando exista un nexo común que les lleve a trabajar juntos, parece que en Le Droit Humain ese nexo es, desde su fundación, la consecución del Progreso de la Humanidad, visto este no como una cuestión material sino como algo eminentemente espiritual
Y q en mayor o menor medida, la curiosidad a lo largo de la vida nos llevó a muchos a acercarnos a la teosofía: la envoltura del producto, el acercamiento a las filosofías y religiones orientales… son un caldo de cultivo ideal para atraer en momentos puntuales. Otra cosa es lo q queda una vez superado el cascarón.