Para esta pregunta encontraremos respuestas positivas y negativas y argumentadas ambas con suficiente peso como para que puedan ser aceptadas aunque bien es cierto que, en mi opinión, quienes sostienen que el trabajo inherente a los conocidos como Altos Grados puede ser realizado sin la pertenencia formal a una estructura logial olvidan una cuestión fundamental, el trabajo masónico necesita ineludiblemente del trabajo en logia, en grupo. Las reflexiones son personales pero el método de trabajo masónico, eminentemente constructivo, exige ir más allá de la reflexión personal para que esta sea enriquecida con las aportaciones del resto de componentes del taller. Y esto es así tanto en las logias azules como en el resto de las etapas del camino iniciático.
Sentada la necesidad de llevar a cabo el trabajo en un medio que permita su desarrollo en las mejores condiciones posibles, trataré de contestar a la pregunta del título y lo haré con un «sí…. pero».
¿Por qué si ….pero? Pues como casi todo en masonería, no es lo mismo ser que estar y los Grados Filosóficos, mejor que Altos Grados, son algo más que collares vistosos y, para algunos, peldaños de una imaginaria escalera que nos lleva camino de no se sabe bien que «glorias».
Si en la masonería azul el trabajo es relativamente sencillo pues la especulación se hace sobre herramientas tangibles, en las siguientes etapas esta especulación, al menos en el REAA, tiene su base en leyendas que, a primera vista, es muy posible que choquen con nuestras concepciones filosóficas o vitales pero que si prestamos atención, y nos asomamos a ellas con la mente abierta, descubriremos que nos proporcionan elementos esenciales en ese viaje que es la masonería y que, en esta fase del devenir iniciático, no es otra cosa que un viaje hacia el interior de cada uno de nosotros y la puesta en pie de nuestro «Templo interior».
La pertenencia a los Grados Filosóficos no nos libera de nuestro trabajo en Logia Azul y con ello se garantiza que el pulido de la piedra continuará durante toda nuestra vida masónica. No serán pues, las nuevas etapas, otra cosa que complementos al trabajo fundamental de quien transita por la senda iniciática de la masonería, el trabajo de perfeccionamiento personal para, a partir de él, alcanzar el Progreso de la Humanidad.
Quienes busquen otra cosa, quienes no entiendan el verdadero sentido de esta parte del camino, estarán olvidando esa expresión un tanto manida, y por ello tantas veces vaciada de contenido, de ser «siempre aprendices».
El trabajo en Logia además de importante es indispensable porque es el que nos forma, y nos educa en el trabajo de la piedra bruta hasta el pulido de esta misma, trabajo que será continuo, interminable para la construcción de nuestro templo interior