Por estas fechas las logias suelen cerrar sus puertas con el fin de acompasar sus trabajos a los tiempos de descanso de sus miembros, que volverán a las canteras en el mes de septiembre, con el ánimo renovado y la energía suficiente para afrontar el, en ocasiones, duro trabajo del curso masónico.
Las logias cierran, efectivamente, sus puertas pero las masones y masones ¿tomamos vacaciones? Pues obviamente no, el descanso merecido no conlleva la suspensión temporal de la condición ni por tanto la «obligación» de continuar la tarea que día a día, dentro o fuera de la logia, cada persona iniciada en masonería debe realizar sobre su propia piedra y en la construcción de una sociedad mejor en la medida de las posibilidades de cada cual.
Durante el tiempo en el que los malletes permanecen silenciosos los miembros de la antigua cofradía de «los Hijos de la Viuda» deberán seguir, en silencio y soledad, continuar la difícil, y nunca completada tarea, de labrar su piedra bruta.
Nuestro trabajo no nos permite colgar el cartel de cerrado por vacaciones, ya que lograr que la piedra de cada cual se acerque a ese, de alguna manera utópico, ideal de perfección es un trabajo de cada día y sin que el mallete de cada cual se pueda permitir un sólo minuto de descanso. Es mucha la tarea y siempre escaso el tiempo para llevarla a cabo.
Tampoco en el otro trabajo, el que es consecuencia del anterior, la consecución de sociedades más justas, solidarias, libres igualitarias y felices permite tiempos de asueto. Cada día deberemos tratar de acercarnos a esa otra utopía que vemos como se aleja en la misma medida en la que el humanismo es sustituido por el materialismo.
La imagen que ilustra este pequeño post de julio es significativa, el mar borra las palabras escritas en la arena como símbolo de ese descanso que no existe en el verdadero trabajo masónico, el que realizamos en nuestro interior.
Os deseo unas buenas vacaciones a todos. Gracias por compartir vuestras opiniones