Hay Hermanas y Hermanos que claman por una puesta al día de la masonería, seguramente más de sus formas que del fondo porque de ninguna de ellas o ellos me cabe la menor duda acerca de su total acuerdo con los principios básicos y fundamentales de la masonería.

Al respecto del fondo valga un pequeño extracto de un texto de finales del XIX y que considero plenamente vigente:»Combinar la unidad con la variedad, he ahí donde estriba el secreto que tantos cataclismos y perturbaciones ha originado en la accidentada historia del hombre. La masonería tiene a su disposición todos los resortes de esa complicada maquinaria que habrá de conducir a la Humanidad a la meta de sus felicidades. Todos ingresan en sus filas por un impulso expontáneo de la voluntad. Dentro de ella a nadie se violenta; existe la más perfecta tolerancia y el más profundo respeto a las creencias individuales y colectivas. Nadie osa poner trabas al pensamiento honrado; nadie invade los fueros de la conciencia».

El extracto publicado por el Community Manager de la página de Facebook «La Voz de la masonería» viene a poner de manifiesto una de las varias verdades inmutables, o principios si se prefiere, de la masonería, la búsqueda de la unión de personas diferentes, con intereses variados en lo profano, tanto políticos como espirituales, pero con un fin común: la construcción de una sociedad diferente y, naturalmente, mejor, y para lo que parece muy conveniente contar con todas las personas dispuestas a llegar al resultado perseguido, por encima de diferencias pasajeras, y absolutamente banales, si las comparamos con el fin superior que se persigue.

En ese sentido parece que pretender una puesta al día de unas metas y unos métodos para alcanzarlas que parecen plenamente vigentes, supone querer perder el tiempo en tareas accesorias y que únicamente nos llevarán a entorpecer la marcha hacia la meta fundamental. No vale aducir, en nuestra opinión, que estamos tratando de construir con elementos viejos, «démodés» incluso dirán algunos, y que por tanto difícilmente encajan con el pensamiento de las nuevas generaciones, cuando esas mismas generaciones están exigiendo una manera de actuar que se incardina perfectamente con la filosofía en la que se basa el método constructivo con el que la masonería espera conseguir sus fines.

Es posible que algunas de las ceremonias y una terminología anclada en el XVIII, sorprenda a las nuevas generaciones, pero es importante que averigüemos si esos cambios que pretendemos son realmente producto de nuestras propias manías, o algo que quienes se incorporan ahora a la masonería realmente consideran importante cambiar. Solemos tener la tendencia, creemos, a utilizar a la juventud para cambiar aquello con lo que no estamos muy de acuerdo porque lo consideramos accesorio, y por lo tanto proclive a ser adaptado a las modas que van imperando a lo largo de la historia, olvidando que al final la propia demarche nos termina llevando a adoptar aquello que consideramos caduco porque, en el fondo, ha demostrado su eficacia a lo largo de un par largo de centurias y ya camino de la tercera.