1erGrado

El tapiz de logia, a veces denominado cuadro de logia, a menudo es una tela o un cuero adornados de dibujos que representan los símbolos que se encuentran a lo largo del trabajo masónico.

He participado en tenidas en las que nos hemos reunido a veces en la naturaleza, en un espacio situado en el exterior y este espacio se ha asimilado a un templo cumpliendo la condición de «estar a cubierto» con objeto de que el lugar elegido haya estado alejado de los oídos profanos y de que hayamos trazado el cuadrado largo nombrándonos uno a uno y representando de esta manera el templo; me ha ocurrido ver al Gran Experto trazar en el suelo con un bastón o con una tiza el «cuadro» simbólico del grado al que la Logia iba a trabajar y borrándolo en la clausura de trabajos de la tenida. Ahora, como en otros tiempos, en algunos talleres se reproducen sobre la tela pintada ubicada en el centro de la logia, los símbolos principales del grado en el que se trabaja, y el Gran Experto despliega esta tela denominada «Tapiz de logia» en el momento de apertura de los trabajos.

El tapiz de logia cuando se despliega, se abre a menudo en el dibujo de los tres escalones para evocar los tres viajes de la iniciación que recuerdan el 1o grado, el del aprendiz, el primer contacto con el mundo masónico.

El Tapiz de logia se ubica en el centro de la logia, habitualmente sobre el pavimento mosaico al que cada uno simbólicamente se dirige, y está encuadrado por los tres pilares: Sabiduría, Fuerza y Belleza.

El Tapiz de logia permite a los francmasones sumergirse, de un solo golpe de vista, en los principales elementos del simbolismo del grado. Cada grado está representado por un tapiz específico, pero ningún tapiz pretende llegar a reunir en él la totalidad de los símbolos.

¿Por qué utilizar un Cuadro o Tapiz de logia?

¿Qué significados, qué sentido le dan los que optan por su presencia?

El sentido de la presencia de un tapiz de logia hay que buscarlo en los que deciden su utilización y el redactor de este artículo, que trabaja asiduamente hasta el 31º grado del REAA, constata que en varias décadas de tenidas, no ha visto más que muy ocasionalmente tapices de logia. No los he encontrado más que cuando he visitado algunos talleres y presumo que los HH∴ y HHa∴ que trabajan con él y que son los promotores de la presencia de estos tapices de logia, ponen en evidencia el sentido y significados, así como las justificaciones para ello, dado que existe una abundante literatura que evoca la riqueza de lo que aparece en los tapices de logia. Para quienes los utilizan, tienen uno o más significados. Para algunos francmasones es cómodo tener a la vista, reunidos sobre el tapiz en dos dimensiones, un buen número de símbolos y herramientas que impregnan nuestros sentidos desde el momento en el que estamos en tenida.

Cuando no se utiliza Tapiz de logia, también es posible tener a la vista las mismas representaciones de símbolos y herramientas que en ese caso no están representadas por dibujos en dos dimensiones (el tapiz es plano cuando está desplegado), sino por los objetos que están en tres dimensiones en el taller, tienen un espesor, un volumen y son tangibles, lo que suscita y moviliza un mayor número de nuestros cinco sentidos que no puede hacer el tapiz en dos dimensiones.

Al finalizar los trabajos de una logia, el Gran Experto «borra» el cuadro, lo enrolla y no volverá a aparecer hasta la apertura de los próximos trabajos.

Parece que en los orígenes de las primeras logias de masones aceptados, es decir, las que contaban con miembros que no pertenecían a la profesión de constructor, éstos que habían dejado progresivamente el local contiguo a la cantera que servía a los operativos para guardar las herramientas y para trazar los planos, se reunían ritualmente en lugares profanos. Se trataba, la mayor parte de las veces, de locales traseros al café o restaurante, que se convertían temporalmente en lugar «sagrado» es decir, separado del mundo profano por medio del ritual. El elemento determinante de este ritual era el «tapiz o cuadro de logia» que entonces se «trazaba» en el mismo suelo con la ayuda de una punta o un clavo y al finalizar la tenida se «borraba» con la ayuda de herramientas adecuadas.

El tapiz de logia podía también ser trazado con tiza o con un carbón u otro medio adecuado para el trazado, primero en el suelo, luego transferido sobre otros soportes como una tela que se enrollaba al finalizar los trabajos, o sobre un panel al que se daba la vuelta. El tapiz, para algunos, facilita la observación visual de los principales símbolos y suscita concordancias, meditaciones, reflexiones y la costumbre de verlo presente sobre el pavimento mosaico provoca que algunos lo echen en falta cuando no existe.

A.P.

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