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El pasado 14 de noviembre el suplemento «IDEAS» del ecuatoriano El Comercio, publicaba la entrevista que reproducimos en su totalidad y que puede encontrarse en el mencionado digital en este enlace

Un fuerte estrechón de manos marcó el inicio de esta entrevista. Era el mediodía del jueves 5 de noviembre y el calor del mediodía quiteño se sentía con fuerza en el lobby del hotel Marriott, que se caracteriza por su cubierta de vidrio. Yvette Ramón, Gran Maestra de la Orden Masónica Mixta Internacional de El Derecho Humano, llegó a Quito para participar en el octavo coloquio latinoamericano de la Orden.

Llevaba menos de 24 horas en Quito y ya había acusado el efecto de la altura. Tras un breve descanso en su habitación estaba lista para conversar sobre la libertad, la conciencia y las relaciones de los seres humanos. Lo hizo desde la óptica de su orden, pero también como defensora declarada de las libertades del hombre.

Leyendo sobre la Orden Masónica Mixta Internacional de El Derecho Humano unos e encuentra con que  una de las metas es mejorar la condición social del hombre. ¿Qué tan complicado es trabajar para cumplir ese ambicioso objetivo?

Básicamente los principios de la orden, desde su fundación a finales del siglo XIX, buscan permitir que tanto el hombre como la mujer contribuyan al desarrollo de la sociedad. En este trabajo planteamos no solo circunscribirse a un territorio o un país, la idea es que la orden abarque a todo el mundo.

¿Entonces cuáles son las dificultades para recorrer ese camino? ¿Cómo abarcar al planeta entero?

Se encontraron múltiples obstáculos. En especial porque la orden del Derecho Humano fue el primero en permitir el ingreso de la mujer. Estamos hablando del siglo XIX, cuando la mujer estaba aislada de las actividades de la sociedad y estaba designada para los cuidados del hogar. Ese trabajo en favor de las mujeres fue uno de los principales obstáculos que se han tenido en este tiempo. Las mujeres no tenían derecho al voto, pero a partir de 1900 esa situación empezó a cambiar.

Con más de un siglo de por medio, se han dado muchos cambios en los roles del hombre y de la mujer ¿Desde su orden cómo se han incorporado todos estos cambios en los dos géneros?

Partimos del principio que indica que no existen diferencias entre hombre y mujer. Dentro de la orden no existe distinción de sexos, la mente es independiente del género. La igualdad es un hecho.

¿Pero cómo trabajan para trasladar a la sociedad en general esos principios?

Los hermanos del Dereho Humano, fuera de la logia y como personas individuales, deben transmitir los valores inculcados participando de alguna manera como miembros de asociaciones, en la vida política, como empresarios,  como individuos y trabajando bajo los tres principios fundamentales que manejamos en la orden y que so: la libertad, la igualdad y la fraternidad.

En sus textos también constan principios como la libertad de conciencia y la libertad de pensamiento. Pareciera que esas dos libertades están cada vez más amenazadas o con riesgo de ser manipuladas por líderes de distintos sectores.

Los hermanos tienen muy claro que cuando trabajan para la orden deben dejar de lado sus convicciones, sean políticas, religiosas u otras. Esto porque dentro de la logia existe la libertad total de pensamiento donde los hermanos se pueden expresar con absoluta libertad. Sea que se trabaje en el templo o en la sociedad, toda idea queda afuera.

¿Ese trabajo dentro del templo permite propagar entre la sociedad las libertades de conciencia y pensamiento?

Todo gira en un trabajo personal para proyectarlo en la sociedad. Parte de esa tarea es respetar a un interlocutor, pero que el interlocutor también respete a quienes lo escuchan. Además hay que dejar de lado todas las convicciones que se puedan tener para que se de un intercambio de ideas fluido y que se genere una discusión,  un debate. Todo esto ayuda a mejorar la condición social del hombre, a tratar de vivir juntos y en armonía.

Volviendo al objetivo de mejorar la condición social del hombre, ¿qué es más fácil: trabajar con la persona o con el grupo?

Cuando hay posibilidad de debate y discusión se puede trabajar por igual con una persona o con un grupo. Y siempre con respeto.

¿Somos más libres hoy que hace 20 o 40 años?

Es una libertad distinta, diferente. Somos libres, pero no de la misma manera que hace algunas décadas. La libertad de comunicación es restringida, como seres humanos nos censuramos hasta en la manera de expresarnos y en lo que decimos. También existe la otra parte, en la que por más que exista restricción hay medios y tecnologías que permiten difundir información.

¿Por qué nos autocensuramos los seres humanos?

En los últimos tiempos hemos visto que de manera escrita u oral ya no podemos escribir ni dibujar lo que queremos, y por eso nos restringimos. Lo que hoy se puede decir no es lo mismo que se podía decir hace 20 años. Si una persona se manifiesta, por cualquier motivo,  enseguida hay el reclamo de un grupo o una comunidad. Entonces existe un problema en lo que entendemos como concepto de libertad.

¿Qué nos queda?

La única libertad es la de conciencia, porque lo que tenemos en la conciencia no siempre lo hablamos y nos guardamos silencio. Hay que aceptar la libertad sin restricciones, porque si hoy existe restricción en un año será mayor. La libertad es para que la gente se pueda expresar sin sentirse lastimada, herida o atacada.

Yvette Ramón

Tiene 70 años y desde mayo del 2012 es Gran Maestra de la Orden Masónica Mixta Internacional de El Derecho Humano,  que tiene más de 30 000 miembros de ambos sexos, en 60 países. Es casada con un catalán y madre de cuatro hijos; se dedicó a la docencia hasta su jubilación en París. Se incorporó a la masonería en 1975, donde es considerada una autoridad mundial.

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