Hace unos días, recuperada esta página un artículo firmado por Mónica Martínez titulado «La mujer en el siglo XXI» en el cual repasaba alguna de las atrocidades a las que las mujeres de la actualidad están sometidas. Acostumbrados a pensar solo en nuestro pequeño mundo, a veces olvidamos la cruda, crudísima realidad que impera en la mayoría de los países de la tierra, de los que tomaba como ejemplo, loscinco en que la situación de la mujer era más desesperada y en los que es su seguridad, su vida no valen absolutamente nada. Afganistán, Congo, Pakistán Somalia e india, encabezaban este mapa de la infamia. El artículo fue escrito en 2011, y de ese momento eran los datos que aportaba. Curiosamente unos días después de la publicación, en la entrega de los premios de la logia Progreso 1850, Matilde Fernández exministra de Asuntos Sociales ex-senadora y feminista hasta la médula, recordaba con datos actualizados cuáles eran los peores países para una mujer en este momento, y nadie se sorprendió de qué la lista coincidiera plenamente con la de Mónica Martínez: allí donde la situación era más dramática sigue siéndolo en este momento y solo en unos pocos países dónde la igualdad ha sido objetivo social, se puede decir que las cifras han mejorado ligeramente (al menos en los aspectos relativos al día qué celebramos hoy que no es otro que el día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer). Es terrible que a estas alturas de la civilización sigamos necesitando rrecordar que la violencia contra las mujeres produce cada año miles y miles de muertes, miles y miles de daños graves con secuelas de por vida, centenares de miles de agresiones sexuales. No debemos olvidar que ahora mismo, cada año millones de mujeres siguen padeciendo esa aberración amparada en tradiciones y hechos culturales inadmisibles de todo punto de vista llamada ablación qué condena en el mejor de los casos a una vida cercana a la esclavitud con graves secuelas para la salud, cuando no condena a muerte directamente a las niñas que lo padecen.

Por supuesto tampoco debemos olvidarnos que aunque las cifras hayan disminuido ligeramente, seguimos padeciendo en el mundo occidental la lacra de la violencia de género, una inadmisible cantidad de mujeres asesinadas a manos de los que conviven, convivieron o pretendían convivir con ellas. Es inadmisible cualquier cifra superior a cero, cómo son inadmisibles las agresiones sexuales sea cual sea el grado jurídico que se les atribuya.

Qué podemos hacer cómo masones, como logia, como individuos? En primer lugar no cerrar los ojos, no guardar silencio, no fingir que no ocurre: aquello que se oculta es lo que corre más peligro de hacerse realidad. En la entrega de premios de la logia progreso 1850 que cada año procura pelear en la medida de sus posibilidades contra esta lacra recordando a las personas y organizaciones qué más se significan en la lucha por la igualdad y por la defensa de los derechos de las mujeres, o como este año en que se premió directamente a las personas que se encuentran en la primera línea de fuego en la lucha diaria contra las consecuencias de esta barbarie, a través de la organización CAVASYM (Centro de Atención a las Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos.) Cuándo Ana en el nombre de toda la organización fue desgranando una parte de las actuaciones que cada día tienen que llevar a cabo, todos los presentes tuvimos claro que nada es suficiente en esta lucha que debe englobarnos a todos. A todas y a todos, para que no quede ninguna duda. A todos y a todas, y muy especialmente a la masonería mixta, al Derecho Humano, cuyos fundadores hace 125 años ya tenía muy claro cuál era el primer objetivo principal de la orden, tanto que nos dejaron un primer artículo de nuestra Constitución qué dice «la orden Masónica Mixta Internacional El Derecho Humano, afirma la igualdad del hombre y la mujer. Al proclamar el Derecho Humano la Orden aspira que hombres y mujeres puedan lograr en plano de igualdad la justicia social en toda la tierra, en una humanidad fraternalmente organizada”».

En toda la tierra no en unos pocos países, en toda la humanidad. En estos 125 años se ha avanzado algo, se ha avanzado, pero aún estamos muy lejos de conseguir que los objetivos se cumplan, por eso en días como este es clave recordarnos cuáles son nuestros fundamentos, nuestras prioridades, y reafirmarnos en qué nunca, nunca, debemos creer que ya está hecho y ya podemos pararnos a contemplar el paisaje

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