Marxismo, anarquismo, masonería. Demoníaca tríada que durante décadas hizo correr ríos de tinta en nuestro país. De la mano del sionismo –el cuarto jinete de nuestro particular apocalipsis patrio- sus aviesas y ocultas intenciones fueron dadas a conocer al gran público por autores como Jakin Boor –el dictador Francisco Franco- o Mauricio Karl, pseudónimo de Julián Mauricio Carlavilla, ex-policía y activo propagandista antisemita que cultivaba la amistad de agitadores del odio como Eduardo Comín Colomer, Santiago Martín Báguenas o el general golpista Emilio Mola.
Ochenta y cinco años después de la publicación de la obra de Mauricio Karl, que hoy da título a este texto, vemos renacer este discurso -que casi todos pensábamos superado- con el único fin de sementar la inquina y poner en peligro el más preciado de los bienes de cualquier sociedad: su paz social.
La masonería, contrariamente a lo sostenido por algunos intoxicadores, se caracterizó siempre por ser un espacio de libertad y convivencia democrática en el cual hombres o mujeres, sin distinción de edad, raza, credo o condición trabajan por el progreso de la sociedad, haciendo de la Libertad, la Igualdad e la Fraternidad universales sus signos de identidad. Pese a todo, cuarenta años de democracia no fueron suficientes para normalizar, como así lo está en cualquier país de nuestro entorno, su actividad. Tal es así que en España, mientras partidos políticos o sindicatos obreros fueron legalizados e incluso reparados en parte sus bienes con la llegada de la democracia, la masonería se vio obligada a recurrir a los tribunales de justicia para poder desarrollar sus trabajos con normalidad, negándosele así incluso una reparación, ya no material, sinó moral por el desprestigio, persecución y represión sufridas por sus integrantes durante la langa noche de piedra.
Preocupados por esta situación, un grupo de hermanos francmasones de diferentes obediencias masónicas crearon el Instituto de Estudios Masónicos de Galicia (IEMG), ahora con sede en Ourense. Entre algunos de sus logros se encuentran la creación de la Biblioteca de la Masonería de Galicia, la organización de una pequeña exposición con motivo de la celebración del tricentenario de la fundación de la masonería bajo el título de Masonería Abierta: 300 años de librepensamiento (1717-2017), o el impulso de declaraciones institucionales en reconocimiento de la honorabilidad de la masonería por parte de corporaciones municipales como las de los ayuntamientos orensanos de Amoeiro, Barbadás, Maside o Carballiño, así como del propio Parlamento de Galicia.
Pero si alguna labor merece especial reconocimiento es el intenso trabajo de recuperación de la memoria histórica de la masonería. Conscientes de la importancia de dar a conocer la labor realizada por la masonería en el pasado, el IEMG dedicó importantes recursos a la publicación de obras y trabajos de investigación, siendo mayoritarias las biografías de destacados masones orensanos como Juan Sieiro González –director del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza a finales del S.XIX, 2º teniente alcalde en la corporación municipal e impulsor de la Escuela de Artes y Oficios de la Diputación-, Manuel Suárez Castro –líder obrero socialista y último alcalde republicano de la ciudad de Ourense- o Benito Cancela Rodríguez –alcalde republicano de la villa de Celanova-. Para completar esta labor, en colaboración con la Facultad de Historia de Ourense creó los Premios de Investigación Histórica “Masonería Abierta”, que en su primera edición tuvo como ganador al historiador Ángel Arcay con un maravilloso trabajo sobre el parque del Pasatiempo de Betanzos.
Hoy la masonería está muy viva en Ourense, constituyendo un hito histórico el establecimiento, el pasado 16 de marzo, de la primera logia masónica en nuestra provincia desde los funestos acontecimientos de julio de 1936, la R.L. Suevia nº 2095 que trabaja bajo los auspicios de la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”. Sus integrantes se declaran depositarios del legado y continuadores de la obra iniciada décadas atrás por sus hermanos ya en el Oriente Eterno, quienes sin duda inspiran y alientan sus trabajos pese a la importante carga de responsabilidad que implica.
Diremos, para que el lector pueda hacerse una idea del tamaño de la empresa, que la masonería orensana fue fundadora de la Escuela Laica Neutral en 1909 y contó entre sus miembros en las sucesivas logias que desde el S.XIX se instalaron en nuestra ciudad –Auria nº 59, Auria nº 10, Amor nº 358, Capítulo Eleusis nº11 o la Constancia nº 13- con personalidades como Manuel Curros Enríquez, Eduardo Chao Fernández, Juan M. Amor Pereira, Cesáreo Rivera Abraldes, Antonio Prieto Puga -natural de Xunqueira de Ambía y colaborador en la fundación del diario La Voz de Galicia-, Antonio Rodríguez Iglesias, Arturo Vázquez Núñez, José M. García Barbón, Higinio Rodríguez Mármol, Addón Vide Villanueva o Hipólito Sinforiano Luengo, solo por citar algunos de los más conocidos y significativos de los masones orensanos.
Es largo y lleno de obstáculos el camino por recorrer, pero es firme la determinación por mantener encendida la llama de la masonería en Ourense, que no tiene otro fin que el de luchar contra la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición, o lo que es lo mismo, contra cualquier forma de tiranía sobre las personas y sus conciencias; este su imperdonable pecado para los enemigos de las libertades y la democracia.
Francisco Javier Quintas Ferreño
Secretario del IEMG y Venerable Maestro de la R.L. Suevia nº 2095.
No habla nada sobre anarquismo ni lo.otro… un texto de una sola via
Estimado Andrés, respecto a su comentario, puede comprobar que, como se indica en el texto, corresponde al título de la obra de Mauricio Karl, y el autor lo utiliza como referencia para explicar la génesis, motivos y perspectivas de la R.L.Suevia 2095 y la masonería en Ourense. Logia a la q deseo una larga y próspera trayectoria, ya q el material humano q la compone, es de una enorme calidad personal e intelectual. Fraternales saludos