Para algunos «un masón libre en una logia libre» es un axioma bastante extendido, al que ya hemos dedicado un post en este webzine, sobre el que conviene volver pues nunca está de más tratar de poner fin a según que relatos montados con el único propósito de instrumentalizar el más que profundo desconocimiento existente sobre los fundamentos de las distintas maneras de vivir la masonería en función de la Obediencia en la que se trabaje.
Nuestro más que elevado sentido de la libertad, en ocasiones mal comprendido y en ocasiones utilizado para defender posiciones personales y que se compadecen más bien poco con lo que se supone es su ejercicio en un entorno fraternal, unido a un voluntario olvido de las normas que libremente aceptamos nos puede llevar a confundir la libertad con un simple rechazo de ellas en aras de tratar de aunar las ventajas de dos mundos difícilmente compatibles, la pertenencia a una estructurada con lo que ello supone en cuanto a reconocimiento y respaldo a la par que marchamo de seriedad y el libérrimo ejercicio de una masonería no sujeta a normas y reglamentos más allá de los que la propia Logia decida adoptar para su mejor funcionamiento, carente de todo reconocimiento y del toque de «respetabilidad» que aporta la opción anterior.
No cabe la menor duda de que quienes se siente atraídos por movimientos asamblearios tratarán con todas sus fuerzas de conformar un status tal que les permita trasladar esa manera de funcionar a una organización tan jeraquizada como la masonería con el fin no siempre confesado, ni confesable, de mantener el control de «sus» logias, y aquí el sentido de la propiedad es algo real y que imponen al resto de miembros de estos talleres. La cuestión es saber hasta que punto es posible mantener este tipo de posiciones en una organización que se mueve dentro de parámetros completamente opuestos y en la que el respeto a las normas, insisto en el hecho de que son libremente aceptadas por todos, es la base sobre la que se asienta la convivencia de los distintos.
En todo caso resulta llamativo el hecho de que que es tipo de posturas se adoptan ex post y no ex ante de la entrada en una organización organizada desde siempre jerárquicamente y que sin la menor duda genera un conflicto con el resto de miembros que no cuestionan una manera de funcionar ya conocida y aceptada de manera libre y voluntaria. Claro que aún más llamativo resulta que para llevar a buen puerto sus intenciones deba construirse un relato basado en premisas absolutamente falseadas y que corresponden a otro tipo de organizaciones que sí funcionan en base a esos parámetros de «un masón libre en una logia libre» lo que nos llevaría a preguntarnos cuales son las razones para que quienes así piensen no se encuadren en una organización que case con su manera de entender la vida en lugar de tratar de forzar las estructuras y la convivencia en otra ta alejada, al parecer, de su filosofía vital.
Resulta dificilmente explicable y absolutamente incomprensible que existiendo la posibilidad de elegir lo que se compadece con nuestra manera de entender la vida se opte por la confrontación para adecuar a nuestra visión lo que una inmensa mayoría prefiere mantener tal como lo encontraron a su llegada
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