La situación actual en la que estamos inmersos, con la pandemia Covid19 como epicentro del terremoto, que ha marcado el devenir confuso de este errático año 2020, ha creado un contexto que invita a la reflexión.

Ni puedo ni voy a entrar a valorar el cómo o el porqué de lo que estamos viviendo, carezco de información que pueda considerar veraz, para desarrollar una posición claramente definida, y no he conseguido abstraerme lo suficiente para poder observar la realidad desde un ángulo que no sea vea distorsionado por los efectos del presente. Lo que sí tengo claro es que, abstrayéndose de las duras connotaciones que tienen y tendrán sus efectos, vivimos en un momento histórico del cual si somos capaces de observar más allá de lo que quieren que veamos, nos da una oportunidad única de estudiar y tomar la temperatura de la realidad de nuestra sociedad. No es fácil que se origine un fenómeno tan transversal a la sociedad y tan global como la actual pandemia.

 Creo, no obstante, que la pandemia no es el iniciador de un cambio en nuestra sociedad, sino a lo sumo, el agente acelerante que incrementa la propagación de un cambio. ¿Cuáles son las claves que está marcando el rumbo de la sociedad? Yo no señalaría la tecnología, pues no es más que un vehículo de transformación, iría a un nivel superior. Personalmente identificaría las siguientes claves:

  1. La evolución de la Era de la Información

Recuerdo una lectura de mis años en la Universidad, que me dejó la impronta de un concepto muy sencillo pero potente en su esencia (como lo son las grandes ideas) y es que estamos completando la transición del átomo al bit, estamos -de alguna manera- transmutando el mundo físico a mundo virtual, en muchos aspectos de la sociedad. Fue Nicholas Negroponte, en su libro “Being Digital” el que dijo “La transformación de átomos a bits es irremediable e imparable” y esto fue escrito en 1995.

 Pues bien, esta transformación digital, otorga un poder inmensurable a la información. Y si la información siempre ha sido poder, imaginemos en una sociedad digital e hipercomunicada, el orden de magnitud en el que podemos cuantificar ese poder.

  1. La Analítica de los Datos

Una sociedad Digital crea una cantidad ingente de datos, cuyo crecimiento es exponencial y no se le atisba cota, todo lo contrario. El reto siempre ha sido transforma esos datos en información útil y estructurada. Llevamos muchos años perfeccionando la analítica de datos, y para ello hemos creado modelos y algoritmos que han evolucionado en modernas tecnologías de Inteligencia Artificial. Son estas IAs las que realmente condicionan nuestro día a día pues están detrás de las analíticas más complejas que nos condicionan en muchos aspectos de nuestra vida.

 Si quisiéramos hacer un símil de ciencia ficción, no serían robots antropomorfos los que nos dominarán en un futuro, sino estos tipos de IAs. Ya que la supremacía artificial basada en el análisis de datos estaría mucho más cercana que una supremacía artificial en un mundo físico por máquinas. Pero insisto esto es sólo un ejercicio de ciencia ficción hoy en día.

  1. La manipulación de la información

 Ahora que tenemos los datos, que somos conscientes de su potencial, ¿Qué uso podemos hacer? La respuesta está clara, utilizarlos para el beneficio de aquellos que controlan la información. Y así es como nos hemos sumergido, en un mar de manipulación, a manos de grandes compañías en ocasiones y otras veces simplemente por ideas que germinan en colectivos y se van diseminando por el inmenso campo de cultivo que propicia el mundo digital. Tenemos la capacidad para manipular información y tenemos la tecnología para estimar cómo debemos hacerlo para beneficiar nuestros intereses, ya tenemos los ingredientes y la receta.

  1. Una sociedad anestesiada

 No hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sumiso que el que no quiere pensar. Fisiológicamente pensar requiere un esfuerzo intelectual, del que no obtienes una recompensa inmediata. Como cualquier habilidad que queramos desarrollar requiere práctica y la inanición de la misma merma su potencial. Es más “fácil” recrearnos con un programa de TV, o visualizar redes sociales donde nos digan cómo tenemos que ser, lo que nos tiene que gustar, lo que tenemos que pensar… que desarrollar una personalidad y un pensamiento propio, que no se rija por estereotipos impuestos por unos intereses superiores, esto último requiere mayor esfuerzo y voluntad.

 Sin embargo, ¿es esta sociedad en el fondo distinta a la sociedad de hace 30 años? Yo pienso así de los más jóvenes y seguramente, también pensaban así de mi generación. Por eso creo que la tendencia a la que nos llevan hoy no es algo nuevo, pero sí que más avanzado y acentuado. La sociedad actual es más conformista con la digitalización tan arraigada, pues se nos proporcionan los medios para obtener una falsa sensación de realización como personas sobre un mundo digital, manipulado y con valores prefabricados.

 De esta manera, estas personas manipuladas son perfectos piñones en los engranajes de una compleja maquinaria. Pues estas personas sin juicio ni interés por desarrollarlo alimentan con sus votos el sistema que nos manipula. No es una cuestión de signo político sino de ausencia de pensamiento crítico. Las democracias modernas se basan en esto, que razón tenía Churchill cuando dijo “La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”. Y en la actual clase política a nivel internacional, se benefician de esto, pue abundan las personas que buscan ser importantes, por encima de útiles.

 Con estos pensamientos, parece que estoy reflejando una visión demasiado peyorativa de nuestra sociedad, no obstante ¿hemos vivido históricamente momentos con una mejor calidad de vida? No sería sencillo contestar, tendríamos que ser capaces de dar una definición objetiva de estado de bienestar y unas métricas que nos permitieran ponderar las distintas sociedades sin el sesgo que tenemos por vivir en la sociedad actual.Aún así, intuitivamente, parece que sería difícil justificar la existencia de momentos mejores en el pasado.Creo que el ser humano tiene un gran potencial y tenemos la suerte de ser contemporáneos a la sociedad más avanzada que hemos conocido, con sus sombras, pero también sus no pocas luces.

Jerónimo Asensio, Compañero Masón.

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