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Sup Con REAA

Sobre los valores universales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado queremos traer a nuestro blog la reflexión de la Cámara de en Medio de la R.·. L.·. 1850, Progreso, de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, al Or.·. de Oviedo (España) en relación con el trabajo internacional de la Orden y que constituía el trabajo internacional para las logias

En primer lugar queremos destacar que dentro del REAA cada Supremo Consejo, u organismo regulador del Rito en cada obediencia, ha desarrollado con el devenir de los años un discurso y una filosofíadiferente. Es también importante reconocer como un hecho importante, que el Tuileur compilado en el Convento de Lausanne, presentado en muchas ocasiones como un referente cerrado, y aunque suele ser compartido por muchos Supremos Consejos, no deja de ser un compendio de edades, signos y toques. Desarrollando cada uno de estos Supremos Consejos, en sus rituales, su mensaje filosófico particular.

Cuando el M.I.H. Georges Martin comenzó a diseñar las bases de la internacionalidad de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, más allá del trabajo en logia azul, consideró que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado podía ser una herramienta útil para su vertebración. Y ello a pesar de que en sus primeros años como masón había sido contrario a los altos grados escoceses. Como señala el M.I.H. Grossjean en su obra biográfica de nuestro fundador, «la experiencia vivida no le hacía ser proclive a los Altos Grados, había asistido a continuos conflictos e injerencias entre la Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia (GLSEF), donde había sido iniciado, y el Supremo Consejo de Francia (SCF), organización generadora de aquella. Esta experiencia le había desengañado sobre la conveniencia de la existencia de los llamados altos grados. Demasiados conflictos, vanidades y rencillas entre el SCF y la GLSEF como para confiar en los altos grados. Posteriormente, en aras del mayor interés de Le Droit Humain, cambiaría de opinión y establecería la continuidad iniciática».

En los grados azules, el rito escogido por Georges Martin para ser base de la Orden, fue el Escocés Antiguo y Aceptado para logia azul desarrollado por el SCF para la GLSEF. Su elección fue tanto por ser este ritual en el que él fue iniciado como por haber sido el usado por la Logia Los Librepensadores para la iniciación de la H. María Deraismes.

En su día este era el rito más cercano a las posiciones laicistas (recordemos que la Orden trabajaba, por entonces y hasta el Convento de 1920, A La Gloria de la Humanidad exclusivamente) y permitía también reunir a los hermanos más cercanos a posiciones progresistas, como eran los que en aquellos tiempos apoyaban la iniciación femenina.

Así y todo, lo que resultó determinante para la elección del rito resultó el hecho de que el REAA, como sistema de altos grados más allá de la maestría, era conocido, aceptado y usado en todos los países donde la masonería estaba establecida. Es verdad que en algunos países era marginal, como en los vinculados al Imperio Británico donde eran más comunes los Alied Degrees y que allí el REAA, llamado por ellos Rito Rose-croix, estaba reservado a los masones cristianos trinitarios. Aún así, en todo país del orbe había un Supremo Consejo, más o menos regular, y el rito era conocido.

En los primer años del siglo pasado, Le Droit Humain tuvo su momento de éxito viendo nacer logias en distintos países de manera casi descontrolada, por ejemplo y hacia 1920, hubo un momento en el cual la Federación americana con 83 Logias, doblaba a la francesa, 34 Logias, y a toda la masonería continental, juntas. Ahí es donde el M.I.H. Georges Martin y sus colaboradores comprendieron que había que dotar de estructura a una organización que iba creciendo con la posibilidad de desmembrarse en obediencias nacionales. Nace así la idea de crear un Supremo Consejo Internacional para coordinar y potenciar esta Orden que nacía. Este Supremo Consejo podía reunir a las hermanas y hermanos supuestamente más preparados y entregados de todos los países. Estos poseedores del grado 33 y último, podían reunirse y afianzar la Orden como los “verdaderos artesanos de la tolerancia, de la paz, la concordia y la unión” que eran. Además en este foro se podían oír las voces de las distintas naciones en un espacio común y evitar los conflictos entre grandes logias regidoras de los grados azules y supremos consejos nacionales, como los que había vivido Georges Martin en su juventud.

Posteriormente, fuera ya del influjo del fundador, en el Convento internacional de agosto de 1920, se adoptaron, ajustándolas al trabajo masónico mixto, las Grandes Constituciones Escocesas de 1786 (E.V.), revisadas por el Convento de los nueve Supremos Consejos Escoceses de diferentes países del globo que fueron representados en el Cenit de Lausanne, Suiza, el 22 de septiembre de 1875 (E.V.).

Aunque en ese Convento de Lausanne se hizo, en un principio, una declaración a favor de la libertad de conciencia, terminó manteniendo posiciones claramente deístas y teístas, de inspiración cristiana, convirtiendo en papel mojado la apertura propiciada por instancias masónicas europeas como el Supremo Consejo de Francia.

Algo similar sucedió en nuestro Convento Internacional de 1920, cuando se asimiló el documento de Lausanne, al admitir también posiciones teístas dentro de la Orden, recordemos que fue en este Convento Internacional de 1920 cuando se sustituyó el trabajo A la Gloria de la Humanidad por la formula Al Progreso de la Humanidad junto a la clásica de A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. En ambos casos se doblegaron las posiciones claramente laicistas en bien de una universalidad de membresia.

Aunque se adoptase el Thuileur de Lausanne, es en los rituales, verdadera fuente tradicional e inspiradora del trabajo masónico, donde la Orden ha mantenido desde esa fecha una posición liberal y abierta a las distintas corrientes de pensamiento humano y por ende universal.

El Tuileur de Lausanne sirvió como guía en el trabajo común, tomando sus palabras, toques y signos pues, a pesar de algunas aclamaciones y palabras sagradas claramente deístas, carece de interpretaciones y de dogma. Por lo general los principales grados (4º,12º,14º,18º y 30º) fueron adaptados a visiones abiertas y cercanas al laicismo que la Orden afirma en la declaración inicial de su Constitución. No es así en algunos grados, como el 15º, que contiene aclamaciones difíciles de asumir en una orden laica y universal.

Sin embargo, se puede afirmar que el REAA es universal porque en su uso más liberal puede dar cabida a creyentes, no creyentes y escépticos. Aún así, debería ser más permeable y permitir una profunda modificación. Es de destacar que en los últimos 80 años ha vivido una especie de solidificación. En las décadas anteriores y mucho más en sus orígenes los rituales se adaptaban y configuraban según avanzaba la sociedad. Es curioso comprobar que en los años donde más a cambiado esta es cuando el Rito parece que se ha anquilosado más.

En relación con lo anterior queremos destacar el contrasentido de forzar a Hermanas y Hermanos no creyentes, escépticos o simplemente celosos de la privacidad de sus creencias, a asumir la pesada carga que supone el mantenimiento de conceptos y palabras que responden claramente a una orientación cristiana y que, en consecuencia, violentan la libertad de conciencia que se garantiza tanto en el rito como en la Constitución Internacional de la Orden mixta.

El REAA lleva en su interior valores que pueden hacer de su práctica una excepcional escuela de formación en valores cívicos como los que encontramos en los Grados de Perfeccionamiento, deber, justicia, apertura…; aquellos que proporcionan los Grados Capitulares, libertad, fraternidad…; o los representados en los Grados Filosóficos, rebelión frente los abusos de los poderosos

Los valores apuntados a título de ejemplo no son algo baladí, cuestión de épocas pretéritas, si no valores permanentes y que nos permiten mantener vivo el sentido más profundo de nuestra divisa: LIBERTAD-IGUALDAD-FRATERNIDAD y convertir el Amor a la Humanidad que preconizaba nuestro fundador en algo más que bellas palabras recitadas en una asamblea sin traslación al exterior, sin terminar fuera la obra comenzada en el interior.

El REAA es, insistimos, universal, no dejemos que por la pasividad, miedo, ignorancia y un conservadurismo mal entendido se convierta en una herramienta oxidada, decimonónica, alejada de la vida social y de los hermanos y hermanas que entran en la masonería azul buscando referentes laicos para una sociedad cada día más plural.

Cámara de en Medio RL 1850 Progreso

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