Una de las preguntas que más se repiten durante el proceso de iniciación masónica es ¿Se compromete Vd.? La respuesta, como no podría ser de otra manera obviamente, es invariablemente afirmativa. Conscientemente afirmativa, aunque seguramente quien se reafirma en el compromiso es desconocedor de la realidad a la que se está comprometiendo.
¿Se exige un compromiso ciego? Por supuesto que no, en todo momento se le indica cual es la naturaleza del compromiso que está adquiriendo. La naturaleza del problema radica en que, en ese momento, se es incapaz de conocer, qyuizá si intuir, hasta donde nos llevará esa aceptación; resulta imposible, en ese momento, ser conscientes de cuales son las verdaderas y últimas cosecuencias de un compromiso que, en bastantes casos, incluso se tardan años en comprender en toda su magnitud.
Compromiso con uno mismo, y su entorno, porque uno es quien es más aquello que le rodea de forma más cercana, en círculos concéntricos que según se alejan del epicentro que somos cada uno de nosotros van diluyendo ese compromiso.
Compromiso con uno mismo que se traduce en ese trabajo sobre la propia piedra bruta y que nos llevará a tratar de ir eliminando, en la medida de las propias posibilidades y capacidades, los pequeños y grandes defectos que llevamos con nosotros y que nos llevará a trasladar nuestros cambio a nuestro entorno y por tanto a hacer realidad ese compromiso que asumimos de trabajar por el Progreso de la Humanidad.
Compromiso con el taller, con la logia. Un compromiso que si se entiende realmente irá más allá de una presencia quincenal, meramente física, pasiva, exclusivamente litúrgica. Se traducirá en el trabajo y en la asunción plena de cualquiera de las oficialías de una logia, sin importar cual ésta entienda que es la adecuada porque todas, si realmente comprtendemos el Arte, son importantes
Compromiso con el taller, con las Hermanas y Hermanos, en lo material y en lo espiritual. Entendiendo que construimos y no destruimos y que eso nos debe llevar a una dinámica de comportamiento especial en la que todos nuestros esfuerzos deben centrarse en reunir lo disperso, en encontrar el común denominador que nos permita trabajar en armonía por encima de diferencias políticas, religiosas, filosóficas ….
Compromiso con la Orden, encarnada en nuestro caso con lo más próximo, la Federación. Un compromiso que comenzará por conocer la historia de ambas como medio para entender donde estamos y para qué, de donde venimos, como nacimos, que vicisutes atravesamos y como se fueron superando. Es la vida de aquello en lo que creemos, la razón del compromiso que se nos exige y que aceptamos, a ciegas porque confiábamos en quien nos lo exigía, y que el tiempo debe llevarnos a aceptar con total conocimiento de causa.
Compromiso, casi sacerdocio, porque la masoneria es una manera de vivir, difícil complicada, exigente pero gratificante. Asumámoslo realmente, con plenitud, en cualquier grado, a cualquier nivel, pero siempre que sea compromiso y no un pasar.
He dicho
TAF.-.
Clave abdoluta, sin compromiso no hay masonería. Cada día q pasa, eliminando aspectos superfluos, se agranda más el aspecto del compromiso