El pasado domingo, en el telediario, relataron dos noticias seguidas que me produjeron una gran impresión.En primer lugar el equipo de investigación de la cadena nos contaba que en las carreteras de Cuenca se da la mayor concentración de burdeles de toda España, que viene a ser igual que de toda Europa.
Horrendos edificios con forma de castillos, asaeteados por neones de colores, albergan burdeles donde cientos de mujeres son obligadas a ejercer la prostitución. La mayor parte de ellas latinoamericanas que a buen seguro vinieron aquí, a España, con la ilusión y la esperanza de una vida mejor, de ver cumplidos sus sueños y de poder alcanzar una felicidad razonable.
Cazadores de toda Europa llegan a Cuenca por dos motivos: en primer lugar practicar la caza menor en los innumerables cotos de caza privados que siembran la provincia y en segundo practicar el sexo en los “puticlubs” según palabras de un “señor” francés entrevistado, ya que en su país -como en casi toda Europa- estaban prohibidos. Una buena manera, para ellos de pasar el fin de semana, por la mañana matando y por la tarde jodiendo….. a los demás.
Las mujeres, las niñas-mujeres que allí son explotadas cuentan a escondidas y con la cara oculta que son obligadas a prostituirse en jornadas de 12 horas, con una media de 40 “servicios” al día. Nada más llegar y solo por el hecho de hacerlo ya tienen una deuda pendiente con los proxenetas de varios miles de euros que tardan mucho tiempo en pagar. Las palizas son constantes y el miedo las atenaza y aterroriza.
Los burdeles se publicitan en los medios de comunicación anunciando “altos standings” y “señoritas de calidad”. Una socióloga entrevistada afirmaba que eso se podía resumir como “carne fresca”, niñas-mujeres cada vez más jóvenes y con una media de edad de 21 años.
Las pocas mujeres que se han atrevido a denunciar a sus proxenetas, viven un terror constante y están totalmente desprotegidas por nuestra administración. Ese mismo día, la prensa diaria nos informaba de la muerte de una mujer brasileña asesinada en su país por un sicario. Esta mujer había ejercido la prostitución en condiciones infrahumanas, concretamente en Castellón, había tenido la valentía de denunciar lo hechos y volver a su país. El sicario al ser detenido confesó que había recibido 4.000 euros de un español para asesinar a esta valiente mujer.
Después de semejante trago, unas hermosas imágenes del lince ibérico, del que solo quedan 200 ejemplares en libertad ayudaron a reposar la mirada. Un fantástico equipo de naturalistas dotados de la más alta tecnología rastreaban con sistemas radar los bosques mediterráneos pudiendo emplazar cada ejemplar con una precisión absoluta. Gracias a ellos y a los medios de que disponen, el lince ibérico está cada día más cerca de su salvación como especie. Próximas generaciones podrán disfrutar de la elegancia de ese pequeño felino que habita en nuestra península. Enhorabuena a todos ellos por su excelente trabajo.
Que paradoja.
Adriano.
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