Resulta curioso comprobar que el concepto iniciático no termina por ser asumido en su plenitud por miembros de la Orden por más que hayan pasado a lo largo de su vida por varios procesos iniciáticos. Es más, en ocasiones podemos ver como se confunden algunas cuestiones o conceptos, enfrentando el aceptado al iniciado olvidando que se trata dos cosas absolutamente independientes y que, además, una no excluye a la otra ya que mientras la primera no tiene el menor sentido hoy en día, la segunda sigue tan vigente como en sus inicios.
Aceptados fueron los primeros masones ajenos al mundo de la construcción a los que admitieron en logias estrictamente operativas en los estertores de una masonería operativa que se deshacía a pasos agigantados, y que en esa aceptación encontraba un remedio con el que paliar el descenso de sus miembros «de número«. Realmente los aceptados no dejaban de ser unos parvenus en el complejo mundo de las logias operativos y aunque con el paso del tiempo fuesen quienes consiguiesen mantener una tradición que llevaba camino de desaparecer.
Por lo que se refiere a lo iniciático podemos acercarnos al diccionario de la RAE donde nos encontramos, como es costumbre en la docta casa, con más de una acepción para complicarnos un poco la vida y así nos encontramos con: 1. adj. Perteneciente o relativo a una experiencia decisiva o a la iniciación en un rito, un culto, una sociedad secreta, etc.
Es decir, en primer lugar es algo que tiene que ver con una experiencia decisiva ( cada masona o masón dirá si la iniciación ha sido algo decisivo o no en su vida); en segundo lugar se refiere a la iniciación en un rito (no existe masonería sin rito); en tercer lugar apela al culto y aquí si que podemos decir que nada tiene que ver con la masonería; en cuarto lugar lo enlaza con la entrada en una sociedad secreta y ciertamente todas las sociedades secretas que en la historia han sido han exigido un proceso de iniciación; incluso hoy en día en determinadas bandas de jóvenes existe alguna suerte de rito iniciático, lo que no tiene porque vincularse bajo ningún modo con la masonería ….. Es decir que al menos en dos casos se cumple lo explicitado por la RAE para explicar el concepto iniciático.
Podemos perdernos en los meandros del pensamiento que más nos gusten, inventarnos cualquier excusa y terminar relegando la iniciación a un concepto ligado exclusivamente con lo religioso pero estaríamos haciendo trampas en el solitario. Iniciación y religión son únicamente dos de los posibles pares que podemos conformar si nos atenemos al RAE; si no vamos a la antropología nos encontraremos con multitud de ritos iniciáticos a lo largo y ancho de nuestro mundo y de nuestra historia sin el menor carácter religioso o místico, ya que muchos de ellos tiene un simple componente social.
Por lo que hace a la masonería no existe ni un sólo Rito que deje a un lado el pase iniciático para acceder a ella y eso con independencia de cual sea la orientación posterior de la logia en la que se trabaje. Puede utilizarse el rito como un mero hilo conductor de los trabajos en cuyo caso estaríamos confundiendo la masonería con cualquier otro tipo de sociedad o asociación o, por el contrario, podemos tratar de encontrar en él su más profundo significado y utilidad. Es una cuestión de elección, masonería o liturgia utilitarista.
En todo caso, a uno que se considera iniciado le interesa señalar que no se siente tocado por el dedo del Espíritu Santo, si acaso por el de la sabiduría que espera llegar a atisbar en algún momento antes de finalizar sus días.
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