¿Qué depara el futuro para la Humanidad? Hay personas que, a partir de análisis de lo que somos en la actualidad, se atreven a echar su cuarto a espadas y pronunciar vaticinios, algunos de lo más diverso.
Me he permitido la licencia, el descarado atrevimiento, de tomar el título del último libro que ha caído en mis manos –y he devorado- de la socióloga Belén Barreiro donde, pese a su brevedad, despliega un análisis que me parece muy certero, pues ve y enuncia la sociedad actual dividida en 4 grupos, digamos, fundamentales, a los que ella denomina “la sociedad cuádruple”:
1º.- La franja de lo que denomina “Los digitales acomodados”;
2º.- La de “Los digitales empobrecidos”;
3º.- “Los analógicos acomodados”, y
4º.- “Los analógicos empobrecidos”.
Entendiendo por “digitales” a aquellas personas usuarias de Internet y de las redes sociales, y como “analógicas” a quienes no hacen uso o, de hacerlo, es esporádico y con ayuda de personas allegadas, estamos -en mi opinión- ante un retrato-robot ciudadano bien estructurado.
Si tenemos en cuenta que la gente digital, por el solo hecho de serlo e independientemente de estar dentro del grupo acomodado o del empobrecido, resulta más permeable a ‘lo que dice la Red’, es evidente que la Masonería ha de estar presente en la Red. Y me refiero a las opiniones relacionadas con la conciencia: sin necesidad de airear que pertenecemos a la Masonería, debe(re)mos hacernos hueco en los medios de comunicación digitales de importante difusión para extender los conceptos que la ideología dominante, la de los mercaderes, pretende sustituir por la suya: el casi imperceptible paso de ciudadanos a meros consumidores.
Parece difícil pero no lo es tanto: los y las millenials, esa juventud preparada en conocimientos como nunca habíamos estado antes, está probando nuevas formas de supervivencia al margen de los mercados porque los mercados han arrumbado sus expectativas y arrinconado sus sueños, pese a lo cual se saben responsables del próximo mundo y no se van a rendir.
Ése ha de ser el nicho, porque lo analógico tiene los días contados y, ahora mismo, los digitales acomodados y los digitales empobrecidos suman el 65% de la población española. Hasta la más remota y lejana aldea empieza a disponer de acceso a la red de redes y, consecuentemente, a la información que dispensa.
Afinemos nuestras plumas (ordenadores), salgamos de la zona de confort de las Tenidas y empeñémonos en difundir que La Ilustración no ha muerto aunque estén intentando ahogarla, y que la Ilustración es el Estado de Bienestar, la libertad, la igualdad que nos están robando en nuestras propias narices y la fraternidad que el capitalismo actual pretende sustituir por un individualismo que lleva al aislamiento y al vacío existencial.
Menandro
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