Suelo releer con cierta frecuencia a algunos autores masónicos por los que tengo una especial querencia, Leon Nisand es uno de ellos, y de su libro Le Temple de Cristal es el siguiente párrafo:

«Bajo el concepto general de «Iniciación masónica» Guenon distingue dos entidades sucesivas: la Iniciación virtual y la efectiva. La Iniciación virtual es la ceremonia en el curso de la que la puerta se abre a la vía masónica. es el momento en el que se comunica al neófito una cierta influencia espiritual, el momento en el que es recibido en la Cadena de Unión fraternal. Pero esta virtualidad deberá tender a transformarse en una Iniciación efectiva. Aquella en la que intervienen los esfuerzos de la persona iniciada y la utilidad misma de la institución de la que forma parte«. [modern_footnote]»Sous la dénomination générale «Initiation maçonnique», Guenon distingue deux entités succesives: l’Initiation virtuelle et l’Initiation effective. L’Initiaton virtuelle, c’est la céremonie au course de laquelle la porte s’ouvre sur la voie maçonnique. C’est le moment où l’on communique au néophyte une certaine influence spirituelle, le moment où il est reçu dans la Chaïne d’Union fraternelle. Mais cette virtualité devra tendre à se transformer en un Initiation effective. C’est là qu’interviennent les efforts de la personalité initiée et la valeur  même de l’institution dont elle fait partie«[/modern_footnote][modern_footnote]Le Temple de Cristal. Nisand, Leon, p36[/modern_footnote]

¿Qué nos transmite este párrafo? Desde mi punto de vista que la ceremonia de la iniciación, per se, no convierte a la neófita, al neófito, y por sí misma en una persona diferente a la que era antes de aquella, que es necesario un acto volitivo y continuado para que la Iniciación sea completa. No sirve por tanto y únicamente el aserto «mis hermanas y hermanos me reconocen como tal [masona/masón]» a menos que hayamos conseguido traspasar las fronteras entre lo virtual y lo efectivo.

Ahora bien, ¿Cómo conseguir traspasar esa frontera? No parece que sea un proceso sencillo si no que, más bien, requiere un esfuerzo notable y afrontarlo con la debida actitud, la mente abierta y alejada de cualquier tipo de dogma, pues el camino que se abre ante nosotras y nosotros, iniciados virtuales, requiere prestar atención a cuestiones que se salen de aquellas que nos acompañan en nuestra cotidianidad intrascendente y aprestarnos a llevar a cabo el viaje más complicado y posiblemente menos agradable de nuestra vida, el que nos llevará a los más profundo de nuestro ser para emerger como seres renacidos. Si esto es así habremos completado el viaje de lo virtual a lo efectivo, y entonces ocurrirá que el aserto más arriba mencionado se convertirá en una realidad más allá de la actitud que hacia nosotras o nosotros puedan mostrar quienes realicen nuestro mismo camino de un modo virtual o efectivo.