Se prepara en este momento la más grande, la más considerable de las revoluciones que jamás se hayan dado en la humanidad; no habrá otra parecida. Esta revolución será eminentemente fecunda, porque será pacífica. Para que se produzca, no hay necesidad de barricadas, ni de pólvora, ni de dinamita, ni derramamiento de sangre. Se hace en las conciencias y se sancionará por las leyes, que le darán su fórmula definitiva…….
Madrid, 23 de noviembre de 2012
La entradilla anterior está entresacada de un discurso de María Deraismes, fundadora de la OMMI Le Droit Humain, de 1889 y 123 años más tarde tenemos que seguir dedicando un día a tratar de que la mujer no sufra la violencia que se ejerce sobre ella de manera tanto física como psíquica. Evidentemente el sueño de nuestra fundadora y uno de nuestras principales preocupaciones sigue estando lejos de realizarse.
En este día especialmente consagrado a denunciar la violencia de todo tipo que sufren las mujeres en cualquier parte del mundo, queremos unir nuestra voz a la de todas las personas y entidades que entienden tales hechos como inadmisibles y que son ejercidos de forma sistemática y en ocasiones soterrada contra la mitad de la humanidad.
La Federación española de Le Droit Humain es consciente de que son muchos millones de mujeres las que sufren de violencia física a lo largo y ancho del mundo, en base a inadmisibles razones culturales o religiosas que deben ser denunciadas de manera enérgica, pero también queremos elevar nuestra voz para denunciar la violencia que de forma mayoritaria sufren en las innumerables guerras que a lo largo y ancho del planeta se produce de forma contínua y en las que precisamente las mujeres -junto con los niños- suponen el mayor número de víctimas a pesar de no participar en los combates.
Queremos aprovechar la ocasión, aunque ésta sea una tarea a la que se deben dedicar todos los días del año, para hacer un llamamiento a la sociedad con el fin de terminar, también, con formas de violencia mucho más soterrada y sutil como puede ser, por ejemplo, la discriminación que la mujer sufre en el ámbito laboral y profesional mediante su relegación a la hora del reconocimiento de méritos y capacidades o por medio de una ilegal discriminación salarial.
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