¿Qué es un rito? Para el diccionario de la Academia de la Lengua y en su primera acepción: Costumbre o ceremonia, las implicaciones de tipo religioso las deja para las acepciones siguientes, indicándonos de este modo que lo importante del rito tiene más que ver con la costumbre que con cualquier otra cosa. En este sentido hemos de convenir que si la costumbre hace el rito nada debería impedir su modificación, su adecuación a nuevos tiempos, usos y costumbres que no su derogación en tanto en cuanto resulta un método de comportamiento y ordenación de las actividades societarias del tipo que sean. Por otra parte el ritual es aquello que nos dice como ejecutar un rito, la codificación de las distintas partes que van conformando.
No es extraño que en nuestros primeros pasos por la vía iniciática se nos plantee la duda sobre la necesidad de tener que trabajar de acuerdo a unos rituales que parece nos roban el tiempo necesario para el aprendizaje. El paso del tiempo y la interiorización del rito nos enseñará la importancia que esta manera de trabajar, medida y preestablecida, supone una gran ayuda y el fundamento del método de trabajo masónico.
Así nos encontramos con Hermanas y Hermanos para quienes el ritual es algo que sirve exclusivamente durante los breves minutos que dura la apertura o la clausura de los trabajos, entre ambos se abre un espacio -difícil de definir- en el que la logia deja de serlo para convertirse en una especie de ágora o círculo en el que cualquier cosa es posible con una única excepción, lo iniciático, que no tiene cabida en el momento en el que el rito pierde su razón de ser.
Bien es verdad, por otra parte, que en ocasiones y para algunos, el ritual se convierte en algo en si mismo perdiendo, de este modo, todo el valor que tiene como herramienta de trabajo. Quienes así piensan, pienso que equivocadamente aunque es sólo mi opinión y quizás ellos tengan razón, no lo se, que lo importante es ejecutar con la máxima perfección los pasos y las evoluciones que marcan los rituales para cada ocasión; se extasían con la coreografía y suelen reconvenir a quienes, más preocupados del fondo que de la forma, dan algún que otro traspiés. Actuar de esta manera empobrece, a mi manera de ver, el trabajo masónico, aunque pueda resultar muy gratificante para quienes dan más importancia a las formas que al fondo convirtiendo el ritual en mera la liturgia y la tenida en mero acto social.
El ritual, no es más que la herramienta, aquello que nos permite crear la atmósfera adecuada para que nuestros trabajos devengan fructíferos, una parte importante, esencial, imprescindible, pero no la única razón de ser de una Tenida masónica. Será por tanto el medio por el que llegar al fin, la construcción de nuestro templo interior a la Gloria y al Progreso de la Humanidad.
El ritual nos disciplina, nos obliga a la reflexión, nos marca los tiempos y nos conduce, paso a paso, hasta el climax de la Tenida, el momento en que se produce la unión perfecta de todos los miembros del taller presentes y ausentes.
Con el paso del tiempo vamos comprendiendo todo esto y lo que en nuestros primeros pasos nos parecía pérdida de tiempo deviene en necesidad, más tarde costumbre, que se hace parte de nuestro ser, y un día nos damos cuenta de todo lo que el ritual ha influido en nuestro trabajo y formación masónica y, finalmente, en nuestra vida profana.
Si lo leemos con atención y entre líneas encontraremos suficientes elementos de reflexión para que nos sirva como elemento base para nuestra formación masónica. Así lo espero
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