Existe un pequeño libro de un tal Jacobo Lonvy, que se puede descargar gratuitamente desde esta misma web, El trabajo en Logia de Aprendiz, que explica los rudimentos básicos de la primera etapa de la larga marcha que supone el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, pero que no se adentra en los vericuetos de cual es el trabajo que se lleva a cabo en esa Cámara y no tanto por los propios aprendices, privados del uso de la palabra, como del resto de miembros que sí pueden manifestarse mediante sus trazados o contribuyendo con su palabra a la construcción común del edificio al que la Logia dedica sus afanes.
Aprendizas y Aprendices acuden a la cantera en silencio, ocupándose en desbastar de manera tosca aún la piedra que a cada cual toca, a conocer los rudimentos de un trabajo que les permitirá avanzar en su camino.
La reflexión, el estudio y la experiencia recogida de aquello que les es transmitido, en primer lugar por su Segundo Vigilante, y también por quienes han ido un poco más lejos, serán sus útiles de trabajo.
Deberán aprender no solo del simbolismo de los útiles del oficio sino, además, de como profundizar en el compromiso libremente asumido, de como llevar fuera la obra comenzada en el interior y no tratar de introducir en el taller aquello que realicen fuera, eso tan manido de dejar a las puertas «los metales».
El trabajo en logia de aprendiz compete tanto a estos como a quienes han hecho alguna etapa más. Unos como ya se ha dicho, en silencio; otros mediante la exposición de sus experiencias, de lo ya vivido en esa misma cámara y visto desde diferentes perspectivas, ventajas de haber caminado más.
No se trata en absoluto de que quienes tienen la posibilidad de expresarse se regodeen en lecciones magistrales, no es la Masonería ningún remedo de Universidad ni por tanto la Logia una Cátedra desde la que impartir doctrina, sino de que quienes ocupan la columna del Norte puedan ver reforzada la instrucción que proporciona el Segundo Vigilante por medio de puntos de vista diferentes sobre los temas en los que se ocupa esta primera etapa.
Más aún, quizás más importante, será el ejemplo de, sobre todo, Maestras y Maestros, lo que realmente forje buenos Aprendices que a su vez y en su momento puedan transmitir ese mismo ejemplo a quienes se vayan incorporando posteriormente a la Logia.
Todos somos sí, aquí, aprendices aunque no con los mismos deberes ni responsabilidades.
Eso es la realidad,no la ficción que a veces asoma