Ni las pirámides se construyeron por seres superiores venidos de otros mundos, ni los templarios guardaron secretos de santos griales, ni las piedras tiene poderes curativos, ni los astros marcan la personalidad, ni hay energías positivas o negativas, ni se puede adivinar el futuro, ni las figuras de Nazca son faros para naves espaciales, ni el agua cristaliza de forma más armónica si la hablas con cariño, ni el conde de Saint Germain se pasea por nuestras logias, ni… Y sin embargo, estas y otras ideas son con frecuencia motivo de planchas en las logias masónicas para asombro de muchos de nosotros, que escuchamos con respetuoso silencio la alteración de la ciencia y de la historia en auténticos disparates.
Quizá esto explica porqué la literatura sobre la francmasonería continua relegada en las estanterías de las bibliotecas a los anaqueles del “esoterismo” y “ciencias ocultas”, y sea el motivo del alejamiento de nuestras logias de miles de personas deseosas de perfeccionarse moralmente, pero a los que esa mezcla de ocultismos y doctrinas esotéricas producen un rechazo intelectual insuperable, cuando no de risión mal disimulada.
Se dice que en la logia toda intervención debe aprovechar la anterior para construir sobre ella, que no hay ninguna que no tenga un punto, una idea, una sugerencia que no pueda ser útil para seguir construyendo. Y sin duda ésta es una muy buena propuesta, pues en la logia todos aportamos de buena voluntad la mejor de nuestras ideas a la obra común, pero esto no debe ser excusa para que con el pretexto del respeto y la tolerancia, con la buena voluntad de aprovechar la aportación del H. que ha intervenido con anterioridad dejemos pasar lo que son simples y vulgares falsedades científicas e históricas.
Construir con los materiales anteriormente aportados es siempre deseable, ayuda a que la obra sea mejor, más sólida y de todos; pero para que se dé esa condición los materiales aportados deben tener una calidad que lo permita. Intentar levantar un muro sobre arenisca es perder el tiempo. Caerá más pronto que tarde.
No se trata de establecer censuras ni de limitar la libertad de pensamiento o de creencias de nadie, ni de que la logia se convierta en una academia de las ciencias, sino de pedir que lo que se presente tenga un mínimo de respeto por la inteligencia de los oyentes, y, sobre todo, evitar que la tolerancia y el respeto sean el pasaporte para la charlatanería de la New Age; que ni está en la línea de la francmasonería que El Derecho Humano promueve de reflexión ética sobre los problemas de la humanidad, ni se corresponde con su historia, ni con las ideas que animaron a sus fundadores.
La libertad de pensamiento que defiende la francmasonería avala la libertad de creencias y la libertad para expresarlas en donde su proponente considere conveniente, sea la logia o fuera de ella. Y esa libertad de opinión y creencia es un valor que los masones no vamos a dejar de defender. Pero junto a esa libertad de opinión está la de la exigencia del rigor intelectual que a todos nos afecta, de que no aceptamos que se equipare y confunda conocimiento con creencia, de pedir al proponente de cualquier alternativa distinta a lo que científicamente conocemos a que nos dé las pruebas suficientes para que comprobemos la verisimilitud de su propuesta; y si no las da, y además defiende postulados manifiestamente falsos, todos debemos sentirnos afectados y autorizados a exigir el rigor intelectual y científico de quien lo hace.
Porque ignorar a la ciencia mata. Porque la negación de las evidencias puede llegar a ser un acto criminal. Así lo es el negarse a las vacunaciones, a las transfusiones de sangre, acusar al preservativo de ser el responsable de la extensión de SIDA, negarse al desarrollo de las células madre u otras de parecido jaez con resultados trágicos.
Y si junto a esa manipulación del conocimiento y abuso de la tolerancia a la opinión se suma la descalificación de los que pedimos un mínimo de rigor, con expresiones como “estrechos de mente” o “racionalistas” -como si eso fuera un demérito- y similares, callar es el peor de los servicios que se le puede hacer “Al Progreso de la Humanidad”. Hay que denunciar la deriva falsamente espiritual de quienes usan el ambiente de respeto de la masonería como refugio para sus logomaquias místicas.
He dicho.
Ricardo.
Efectivamente la tierra no es plana, pero tampoco es absolutamente redonda. No se puede despreciar la ciencia, pero tampoco la podemos magnificar; en ocasiones, bastantes, se equivoca y rehace sus presupuestos, no en vano está hecha por seres humanos con sus defectos y virtudes. La razón es importante pero algo hay que fiar en ocasiones al corazón.
El librepensamiento ampara a todos siempre y cuando el resultado sea un trabajo serio. No olvidemos que los alquimistas precedieron a los químicos y que la piedra filosofal es algo que, de alguna manera seguimos buscando con ahínco. No para convertir el plomo en oro sino para que nuestro «plomo» revierta en «oro».
También es bien cierto que aquello que para algunos es «mágico» para otros es simplemente una manera diferente de asomarse a la vida y que, en su justa medida, puede resultar de provecho y beneficio aunque no debamos olvidar, nunca, la regla de Descartes: no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era.
Creo que si somos capaces de dejar los metales a la puerta del Templo y sabemos utilizar la fraternidad para exponer, escuchar y corregir es muy posible que de cualquier intervención acabemos obteniendo alguna enseñanza.
En fin Q.·.H.·. Ricardo, aunque la New Age no tenga, efectivamente, cabida en nuestra masonería no debemos olvidar aquello de «reunir lo disperso», y dejar que en ocasiones se nos cuele por las rendijas de nuestra anciana institución algún airecillo mágico que permita volar durante un instante nuestra imaginación hacia lugares en los que el corazón se imponga, durante un breve pero gratificante lapso de tiempo, a la razón. Nuestra vida será sin duda un poco más cálida.
Fraternalmente
Bravo Q.·.H.·.
T.·.A.·.F
QQ.·.HH.·. Ricardo y Pedro:
Solamente decir que tras leer vuestras aportaciones he recibido mi salario. Estoy de acuerdo con ambas posiciones (sí, se puede).Estoy de acuerdo en que como Masones y Masonas debemos buscar la verdad huyendo de datos o creencias erróneas en tanto la ciencia haya demostrado su inverosimilitud y es nuestro deber fraternal hacer ver al Hermano o Hermana su error al dar por válido algo que no lo es.Hasta ahí de acuerdo pero hemos de tener mucho cuidado y tacto sin caer en la condescendencia al hacerlo.No debemos olvidar el sentido de la fraternidad y cómo decimos las cosas, todos sabemos que las palabras tienen el poder de hacer mucho daño, más incluso que la violencia física, por eso desde Aprendices aprendemos a manejar el silencio, no sólo para estar callados sino para atemperar nuestras intervenciones en aras de la fraternal construcción.
Somos Francmasones, no científicos.La Masonería está compuesta por hombres y mujeres diferentes, variopintos y todos válidos del mismo modo que todas las piedras que conforman una catedral lo son, las hay magníficas para los cimientos, las hay idóneas para los muros y las hay bellas y más frágiles para ornamentarlas.Todas son necesarias. La razón es un pilar fundamental de nuestro trabajo pero no hay que olvidar que muchos de los avances que el ser humano ha logrado han sido gracias a gentes que en su día quisieron mirar más allá de lo que la razón de la época dictaba y que muchas de las verdades que la ciencia hoy ha conseguido demostrar eran hasta entonces tildadas de insensateces por parte de aquellos que no querían ir más lejos.
Abrazos fraternales.
Descartes tampoco era de una racionalidad exquisita desde el momento en que, aun partiendo de la certeza de la propia subjetividad «cogito ergo sum», esto es, del yo, nunca tuvo la ceteza de la realidad externa, pues para alcanzar la certeza de la realidad externa, Descartes le pedía permiso a Dios: Si veo las cosas de ahí fuera es porque Dios no me engaña, confío en la veracidad divina.
En el contacto con todo lo que me rodea, percibo en cada momento, el misterio no revelado de todas las cosas y en cada aproximacion a algo, siempre se hace evidente la pregunta y aquello que siento no puedo alcanzar.
Por esta razon respeto todas las perspectivas, pues siento tienen un lugar en la posiblidad de encajar una pieza del puzzle inabarcable del conocimiento y que en si mismas algo pueden revelar.
Cuando hablas del agua y de que la palabra o el sonido, no pueden tener efecto sobre ella, creo que es una afirmacion muy categorica, pues hoy en dia, en los hospitales se rompen piedras en el riñon con sonidos, incluso miramos dentro de los cuerpos, investigamos los organos con sonidos y mucho mas, la palabra y el sonido son instrumentos potentes a la hora de aliviar, energetizar, expulsar o atraer y mucho mas.
Si algunos conocimientos o ideas, los observamos desde la perspectiva de la fisica y mecanica cuanticas, ambas ciencias tan respetables como lo es philosofia, la medicina, psicologia etc.. veriamos que lo irrazonable se convierte en razonable y lo imposible en posible.
Al igual que tu Ricardo no me gusta la Nueva Era, me parece un movimiento muy naif y de pobre contenido, algo que surge como consecuencia de un malestar social, de una necesidad pòr parte de algunas personas de crear un mundo alternativo a un sistema que depreda el ser humano, y la naturaleza. Al tiempo es obvio que ha aparecido la picaresca nueva ERA y un monton de especialistas en cosas invisibles y titulados en ellas???? y que por el volumen de las mismas, son ahora mas un caos para el que se aproxima, que una posibilidad .
No me gusta el movimiento nueva era, pues me recuerda a los colegios de monjas y a las pandillitas adolescentes , con dogmas aburridos y hasta una forma de vestir que carece de elegancia y que es moda tambien.
Tampoco me gusta la musica nueva era, me aburre mucho….Pero los respeto, y pienso que el se muestren como alternativa puede dar colores al mundo: punkis, rockeros, pijos, nueva era, cultura urbana, etc…Son un fenomeno sociologico mas y un indicativo de los hechos del mundo.
Ricardo, para ser mas clara, me asusta un poquito el tono contundente de tu comentario, hasta tal punto que cuando comente en facebook y Pedro me dijo: Ana comenta en el Blog….Pense un imposible, me siento como contestando a un cura que habla sobre el sermon de la Iglesia, seguro que hechan por hereje…Sentia que nada podia decir pues primero todo es negado..y luego todo es afirmado…¿ Donde se puede decir algo? Pero Pedro me animo y aqui estoy con el dictado de la ignorancia hablando de lo que no se, pero si con el corazon.
Gracias por la invitacion a expresarme Pedro y me ha encantadado el comentario que tu has hecho y que me parece fundamental, pues la razon sin presencia en corazon a quien sirve?
El corazon se mueve siempre en el lenguaje del silencio.
La vida nos muestra en la practica, que el Corazon no puede servir a la razon y que una razon o pensamiento carentes de corazon ,acaban siendo algo esteril, muerto o del pasado. Quizas?
Me parece a mí, querido hermano Pedro que, siguiendo con el refranero, cuando la magia entra por la puerta, la razón sale por la ventana.
Y yo añado: ¡y además corriendo!
Me gustaría que de nuestro trabajo se derivara, entre otras cosas, que la Masonería abandonase los estantes de las ciencias ocultas y el esoterismo para ocupar el lugar que le corresponde entre las corrientes de pensamiento, la filosofía, la sociología, y, por qué no, la política.
Somos hijos de la luz y de la razón y abjuramos de lo oscuro y oculto; no lo sabemos todo, pero no necesitamos magos ni dioses para alcanzar el conocimiento, tan solo la razón y el trabajo.
Esperemos.
Hay lugares donde la razón no encaja. Deseas despojar a la Masonería de lo esotérico e introducirla en la política? Que triste. Respetemos sus origenes por favor.
Fraternalmente
Como ya te comenté, QH, es brillante. Y como todo lo que brilla, puede molestar a los que más están acomodados en tinieblas.
Por supuesto que no se trata de censurar a los que quieran defender las ideas que sean, pero lo que es de sentido común es que si van a hacer afirmaciones fácticas y falsables en si mismas, como que el agua tenga memoria, que las gemas afecten a nuestras enfermedades, o que haya una misteriosa energía no medible (¿qué energía no es medible?)… Pues tendrán que comprender que algun@s exigiremos nuestro derecho a rebatir tales afirmaciones. Si la afirmación es «si fuerais mas espirituales seríais más felices»… pues es una opinión que respeto pero no comparto. Si la afirmación es «es que si la gente se concentra emite energías positivas curativas que evitan las infecciones y…» pues no, mire. Siglos de evidencia microbiológica en literalmente centenas de miles de laboratorios en todo el mundo rechazan semejante afirmación medieval e impresentable. No es una opinión. Los hechos no son opinables. Son discrepables, claro, pero para discrepar hay que aportar alguna evidencia.
Yo personalmente siempre procuro ser moderadamente respetuoso con esas creencias, cuando son tales, porque entiendo que a pesar de irracionales son respetables. Como es irracional que a mi me guste Star Wars. Lo que no me vale es la falsa «fraternidad» unilateral de que aparentemente tenga uno que callarse ante según qué insultos no ya a la cuántica moderna, sino al sentido común más elemental. Fraternidad que curiosamente no suelen aplicar cuando se hacen las víctimas y llaman inquisidores, intolerantes, etc. a los que les denuncian.
Supongo que es una cuestión de muestreo histórico la que ha hecho que este esoterismo de trastienda sea algo tan prevaleciente a este lado de los Pirineos, y el que provoca que a medida que pase el tiempo la proporción de místicos/racionales vaya decreciendo claramente en nuestros talleres. Supongo que de aquí a un lustro las cosas serán distintas. No hay que perseguir las opiniones dispares, pero no se puede dar una bula absoluta a según qué gente por una fraternidad mal entendida.
Alguno más arriba comenta que la ciencia no está segura de tal, que si la ciencia no sabe pascual… Si, es la propia naturaleza de la ciencia el no estar seguro, y el basarse en la contínua crítica y discusión de los dogmas. Por eso avanza y en Ginebra los físicos nucleares consiguen fabricar rutinariamente no sólo oro sino elementos inexistentes en la naturaleza o incluso antimateria, como se puede consultar en fuentes contrastadas por pares, y mediante pruebas replicables y replicadas en otros lugares. Mientras, los astrólogos siguen intentando (con nulo éxito estadístico) adivinar si vas a tener suerte o no. La ciencia puede no saber exactamente qué es una cosa, pero tiene las herramientas precisas para saber qué no son. Sobre todo, tiene una forma para comprobar en todo momento si tiene razón o no, y una comunidad de millones que continuamente se hace esa pregunta.
La ciencia admite y agradece el debate, la discusión y el enfrentamiento de ideas. El dogmatismo lo rehuye y se victimiza. Tengo muy claro a qué bando pienso defender desde la fraternidad, por supuesto. Pero fraternidad no es bobería, ni es un burladero desde el que se puedan enunciar cosas falsedades sin temer réplica. Eso si que es condescendencia y no responder valientemente a lo que sabes que no es verdad.
Qué pensarían nuestros fundadores de esta discusión, me pregunto… Por suerte sus memorias dejan clara esta cuestión.
TAFes y reflexiones navideñas para todos.
Sí, es cierto, la ciencia a veces se equivoca. Unas veces porque las observaciones en las que se basa un determinado principio son poco representativas (el azar que implican nuestros muestreos de datos nos hace esas faenas, ¡Qué le vamos a hacer!), a veces porque no se dispone de las herramientas más adecuadas para realizar un determinado contraste, a veces porque la teoría que sustenta al nuevo principio es limitada o inexacta… y a veces porque está hecho por seres humanos que son falibles. Es muy cierto; ahora bien, la grandeza de la ciencia y su fiabilidad radican precisamente en que no hay dogmas, ni verdades intocables ni personas de cuya opinión no se pueda discrepar. Las afirmaciones científicas se están revisando continuamente y a nadie (o casi nadie) le duelen prendas de reconocer que lo que hoy parecía la mejor hipótesis pueda ser desalojada de su posición mañana para reemplazarla por otra más acorde con los datos observados.
Siempre se acude al tópico de «la ciencia se equivoca» y la verdad es que la ciencia se sabe que se equivoca porque el propio proceso de prueba, error y replanteamiento está en la misma base del método científico. Así, precisamente, es como avanza la ciencia.
Los cuerpos de doctrina mágicos o dogmáticos, entre ellos todos aquellos que dependen de lo que pudieron opinar civilizaciones extintas hace cientos de años (sean los mayas, los atlantes o cualquier otro) son como son, sin que a nadie se le ocurra someterlos a ningún tipo de contraste ni verificación. Cuando algún científico pide algún tipo de dato contrastable, siempre se dice que “esto lleva siglos funcionando”, “a mí me va bien” o “investiguen ustedes que son los que son incrédulos”. Quien no somete ni a crítica ni a verificación sus ideas nunca se encuentra con contradicciones, errores ni ningún otro problema.
Una logia no es un congreso científico, desde luego, nadie lo sabe mejor que los que somos científicos, pero sí es un sitio donde un grupo de personas “exploran el vasto dominio del pensamiento” y donde se dice que se defiende a la razón, aunque a veces pudiera parecer que no es así.
Otro lugar común de estos debates es aquello de que todas las ideas son respetables. No es verdad en absoluto. Para demostrar que esta afirmación es falsa basta con encontrar un contraejemplo. Si alguien dijera que los negros son menos dignos o menos humanos por tener la piel obscura (¡Ojo! Desgraciadamente, eso lo dice mucha gente) ¿Sería una idea respetable? Yo creo que no, sinceramente. He ahí el contraejemplo, pero los hay a millones, todos lo sabemos.
Así que, ciertamente, todos somos seres humanos con derecho a que se nos respete, y con el deber de respetar a los demás, y tenemos derecho a tener nuestro propio sistema de ideas y a defenderlo públicamente, en las logias o en cualquier otro lugar pero, eso sí, tendremos que estar preparados para que otros se manifiesten en contra de nuestras opiniones y/o nos hagan notar que los datos que aportamos para sustentar nuestras creencias están equivocados. Acusar a quien discrepa de “racionalista” (por cierto, yo me siento muy honrada de serlo), “intolerante” o “poco fraternal” no es más que jugar al victimismo.
Los racionalistas también tenemos nuestro corazoncito y según que exhibiciones, en según qué momentos, nos resulta muy poco fraternales.
Imagino que en las ceremonias de iniciacion, prescindireis de las pruebas del fuego, del agua, del aire y de la tierra, del color de las paredes del templo, de los malletes que baten al entrar el recipendario, etc. Imagino que el paso del compañero ya no se tuerce para volver al centro, imagino que el simbolismo de la maestria prescindira de casi todos sus elementos simbolicos. Imagino que no trabajarás en el REAA.
Mucho orgullo intelectual y el dogmatismo propio de quienes consideran que lo saben ya todo y se colocan por encima del bien y del mal, es lo que he leído en esta entrada.
No, en las ceremonias no se prescinde de casi nada de lo que dices, sí de algunas, tanto el autor del artículo como el resto de Hermanas y Hermanos de la Federación española, como de la gran mayoría de federaciones, Jurisdicciones y Logias pioneras de la Orden, practicamos el REAA. Todas y todos formamos parte de una obediencia iniciática y creo que no hace falta explicar lo que eso lleva consigo y todas y todos pensamos con la libertad que nos ha sido concedida.
Precisamente en aras de esa libertad expresamos ideas que pueden chocar o chirriar entre quienes se acogen al tradicionalismo, que no a la tradición, masónica y piensan que las cosas, desde las Constituciones de Anderson a los Landmarks de MacKey, son inmutables e inamovibles como el propio MacKey se encargó de dejar negro sobre blanco al final de su trabajo.
Yo creo que hay que saber leer entre líneas, tratar de empatizar con el autor o autores y no despacharse con dos párrafos vacíos o, como algún otro comentario anterior, directamente insultantes. Tratemos de ver un poco más allá de nuestras narices y quizás seamos capaces de encontrar algo de luz al final del viaje.
Muy recomendable el último comentario del autor del post objeto de toda esta controversia.
Fraternalmente, Pedro-José Vila aka Spartacus
Una plancha dogmática, excluyente y poco conciliadora con aspectos que van más allá de la «razón pura». Ta malo es el borrego yongo y manipulable, como el escéptico ultraortdoxo. Nivel y plomada, escuadra y compás, mi Q.:H.:!
QQ. HH. y HHnas. Por el número de intervenciones deduzco que el asunto interesa y es con frecuencia motivo de debates en las logias. Por el tono y enfoque de varias diría que apasiona de un modo que todo lo que escribamos nos dejará con ganas de matizar cada frase tras verla comentada -¿malinterpretada?- por nuestro interlocutor. Es inevitable. Escribir, y sobre asuntos en los que las ideas se juzgan antes de evaluarlas, lleva a esos malentendidos que las suposiciones no contrastadas nos juegan tan malas pasadas.
¿Por dónde empezar? Quizá por esa idea tan escuchada de que los “racionalistas” son fríos, cerrados, irrespetuosos, poco fraternos… etc. ¿Seguro? ¿Son así todos los “racionalistas”? ¿No hay excepciones? Y al contrario, los “espiritualistas” son cálidos, abiertos, fraternales, respetuosos… ¿Siempre? ¿Tampoco hay ninguna excepción? ¿De dónde salen estas arquetípicas imágenes que a unos les asocia con la pobreza espiritual y a otros con la belleza moral?
Usar este tipo de categorías y atribuciones como verdades comprobadas, aparte de ser inexactas, llevan a un cierto tipo de pensamiento sobre las personas que no ayuda a comprenderlas.
Los llamados racionalistas no somos cyborgs con cerebros biónicos que pensamos en ceros y unos, ni vulcanianos de irreprochable lógica y orejas puntiagudas como el Sr. Spock. Tenemos nuestras emociones, ilusiones, deseos y alegrías, aunque os sorprenda QQ. HH. y HHnas.
Aclararé qué es lo que pretendo en “La Tierra no es plana” si digo que no es un escrito sobre ciencia, ni sobre creencias aunque una y otra estén implicadas en la lógica del discurso. Trata sobre lo que Leon Nisand reflejaba en su plancha “Comercio de “Misterios” arcaicos o canteras masónicas para edificar el humanismo” con mucha más contundencia de lo que yo lo he hecho cuando habla de “diversas jerigonzas irracionales” y “demagogias seudo-religiosas”, cuando se pregunta:
“¿Cuáles son entonces los objetivos del “Droit Humain”?
– ¿Desea federar sus Logias en todo el mundo para trabajar por el progreso ético de la familia humana, u ocuparse de poner a flote todo tipo de esoterismos que han sucumbido en los abismos del olvido?
– ¿Desea ser un organismo mundial de concertaciones humanistas, o un comercio de “misterios” arcaicos para aficionados a las antigüedades?
– ¿Desea ser un lugar de debates lógicos y constructivos o un conjunto de tarimas místicas desde las cuales algunos podrían asestar -a unos auditorios asombrados e incluso a veces consternados- unas exposiciones más o menos plausibles sobre creencias místicas o sectarias a las que, además, ni el auditorio ni eventualmente el mismo auditor se adhieren personalmente?”
Para a continuación recordarnos el origen ideológico de “Droit Humain”
“…La francmasonería… ¿dispone del monopolio de las verdades superiores accesibles solamente a las inteligencias de elite? No.
¿Trata cuestiones abstractas, transcendentes, que exigen previamente estudios preparatorios? No. Puede uno ingresar en ella sin diplomas.
¿Guarda secretos, arcanos, misterios que solamente deben ser divulgados a un pequeño número de elegidos? No, porque ya ha pasado el tiempo de los misterios, de los secretos, de los arcanos…”
Decía María Deraismes en su discurso durante su Iniciación, el 14 de enero de 1882.”
Texto de quien que por su larga trayectoria y compromiso con el humanismo me parecen digno de ser recordado al acotar perfectamente el espacio del debate, y no por usarlo como argumento de autoridad, que entre librepensadores estaría fuera de lugar, sino porque si otros han pensado antes y mejor sobre este asunto por qué no volver a escucharles. Sobre esto es sobre lo que quería escribir: sobre humanismo y charlatanería, aunque sin mucha fortuna por mi parte, a la vista de algunos de los comentarios.
Por ello, las referencias que hacéis a la magia, a la alquimia personal, a la emoción por encajar piezas de un “puzzle inabarcable del conocimiento”, a que “el corazón se mueve siempre en el lenguaje del silencio” me parecen hermosas expresiones llenas de simbolismo y a las que en según qué ambientes y con qué personas puedo compartir. Sería ese egregor del que en alguna ocasión se habla.
Y como no quise escribir sobre las creencias, ni sobre la espiritualidad, ni sobre la poesía o el simbolismo es por lo que las expresiones antes comentadas las hago propias, si bien aislándolas de algunas de las afirmaciones de las que se acompañan, que me parecen no se basan en conocimientos verificables como son las que hacen referencia al poder del “agua y los sonidos”, al menos no en la forma en que están expresadas y para el caso que yo ponía. Pero esa es mi opinión y sujeta a mejor parecer.
Una última consideración que veo con frecuencia en este tipo de debates es la afirmación de que la razón o la ciencia no lo explican todo. Cierto. La razón o la ciencia son sólo caminos, no doctrinas. Y como caminos nos pueden llevar a sitios erróneos, pero que podemos desandar y tirar por otro sendero. La pseudociencia se cierra en un reducido cuerpo de verdades absolutas que rechazan ponerse a prueba. Con la razón me puedo equivocar y si se me demuestra, corregir mi error. Con la pseudociencia me da la impresión de que no puedo hacer ese recorrido de ida y vuelta.
Se nos dice que la Francmasonería procede de sí misma y extrae sus principios de la razón y del Amor a la Humanidad, de modo que si “somos hijos de la luz y de la razón y abjuramos de lo oscuro y oculto […] no necesitamos magos ni dioses para alcanzar el conocimiento, tan solo la razón y el trabajo”, que con el sentimiento completará el triángulo.
Y cierro esta aclaración tirando otra vez de Leon Nisand: “Si el “Droit Humain” en su conjunto, llega a preservar rigurosamente sus criterios iniciáticos y humanistas sin dejarse desnaturalizar por el ejemplo de algunas Logias desviadas, hacia una desordenada kermesse donde cualquiera puede venir para decir cualquier cosa, de cualquier manera y con cualquier motivación el mensaje y la ejemplaridad de la Orden Masónica Mixta Internacional podrían muy bien constituir una aportación considerable para la evolución de nuestro mundo en crisis.
Formulando de esta forma unas críticas un poco alerta, se corre el riesgo de ser mal entendido, y sobre todo de ser tachado de intolerante, frente a numerosas corrientes ideológicas que tratan de introducir o de reintroducir unas creencias particulares en una francmasonería que desearía permanecer libre de todo dogma”.
Por supuesto, fraternalmente. Ricardo.
PS: «El librepensador es aquel “que forma sus opiniones sobre la base de la razón, independientemente de la religión, la tradición, la autoridad y las ideas establecidas, para ser dueño de sus propias decisiones” (Wikipedia) o, también, quien se acoge al librepensamiento que es la “Doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural” (RAE). Es decir que, por encima de cualquier otra consideración, se trata de un individuo que rechaza cualquier opinión que no se base en la razón.»
http://www.masoneriamixta.es/2012/08/el-librepensamiento-como-razon-de-ser-de-la-francmasoneria/
Q.H. Compañero DH:
Se ha citado a Descartes en un par de ocasiones, y en ambas bien traídas, en mi opinión. Sin embargo, en la que le atribuye su “creencia” en el Dios tradicional habría que matizar un poco.
Descartes publica su “Discurso del método” en 1637, cuatro años después de que a Galileo se le condenara por sus afirmaciones y demostraciones sobre el movimiento de la Tierra, por lo que se curó en salud y metió a Dios en un razonamiento más que forzado en su obra; lo que tampoco le sirvió de mucho, porque fue acusado de ateísmo por Gispert Voetius, rector de la Universidad de Utrecht y se prohibiese enseñar su obra allí. No digo que Descartes fuese ateo, lo que digo es que en sus trabajos la explicación teleológica del último inductor no aparece, limitándose a trabajar con los hechos y observaciones que sus sentidos y herramientas le permitían.
Probablemente, de haber nacido cien años después no habría usado la hipótesis de Dios para nada, como hizo Laplace.
Estimado Vicente Rocamora M:
Imaginas tanto que te lleva a ser indiscreto.
Saludos. Ricardo.