Aunque los conceptos están claros me voy a permitir aclarar que los términos exotérico y esotérico se utilizan aquí únicamente en el sentido del trabajo hacia fuera o con la sociedad en la que nos movemos (exotérico) o hacia dentro y centrándolo exclusivamente en el que se desarrolla en la Logia (esotérico). Quien quiera ver cualquier otro tipo de connotaciones estará errando el tiro de manera clara y rotunda y pensando en una masonería inexistente ya que cualquiera que sea la opción por la que nos decantemos estaremos hablando de masonería y no de mancia sea, también, cualquiera que sea esta.
Si se analiza el crecimiento de las distintas Federaciones de nuestra Orden, Le Droit Humain, a lo largo y ancho del mundo podemos observar que el mayor crecimiento se produce en aquellas cuyas Logias entienden que el trabajo masónico en el siglo XXI no puede limitarse al que se realiza en el interior de los talleres y para exclusivo beneficio de sus miembros.
La anterior Gran Maestre de la Orden, Danielle Juette, insistía siempre en cada una de sus intervenciones públicas o privadas en la importancia que tenía el sacar el trabajo de los talleres a las calles, a las ciudades, a la sociedad en suma en la que nos encontramos inmersos. Me atrevo a decir que abogaba por una masonería exotérica, volcada hacia el Ser Humano en general. Capaz de trabajar realmente por el Progreso de la Humanidad pero desde la propia humanidad, no cómo algo por encima o extraño a ella.
Es evidente que este tipo de actitud masónica puede chocar, de hecho lo hace, con algunos usos y costumbres que tienden a buscar un tipo de asociación menos pública, y más orientada hacia el trabajo íntimo y el mejoramiento personal dentro -exclusivamente- de la logia, aunque en el bien entendido de que tal mejoramiento acaba rindiendo frutos a toda la humanidad. Cómo decía en el sumario nos encontraríamos ante una masonería exotérica y volcada hacia la cives en la que se incardina frente a aquella otra de carácter esotérico y que se volcaría fundamentalmente hacia el individuo como target de su quehacer. De alguna manera tendríamos la tradición, esta última, frente al aggiornamento de aquella.
En cualquier caso hay un punto en común entre ambas, y es que en ninguno de los dos casos se renuncia a la característica esencial de la masonería, el carácter iniciático de la sociedad y que se mantiene inalterable adoptemos la opción que adoptemos, y será precisamente lo que en cualquiera de los dos casos diferencia una Logia, una Obediencia(sea la que sea), de cualquier otro tipo de asociación, club o grupo humano unido por cualquier tipo de intereses comunes y legítimos.
El título lleva implícita la exigencia de una respuesta y aquí estaremos a lo que cada cual considere más conveniente desde su propio punto de vista, vivencias o necesidades. Cómo no se trata de hacer una exposición neutra sino de aportar una reflexión personal, razón fundamental de este blog es llevar a la sociedad el pensamiento de un grupo de masones encuadrados en una determinada obediencia, he de decir que mi apuesta personal es, desde siempre y de una manera inequívoca, por la opción que nos lleva a continuar fuera de nuestros talleres la labor en ellos comenzada, pero sin que en ningún caso confundamos la Logia o el trabajo masónico con ningún tipo de ágora o ateneo, mucho menos con organizaciones con un mayor contenido político (entiéndase que en este caso el término político tiene más que ver con la acción partidaria que con el propio concepto amplio de la política: aquello que nos envuelve a todos en todos los momentos de nuestra vida).
La masonería debería en consecuencia, y en mi opinión, en conjugar ambos mundos consiguiendo así que la reflexión presidiese, en la medida de lo posible, nuestros actos y que estos se atuviesen a las exigencias de la plomada y el nivel.
He dicho
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