Quisiera comenzar mi artículo con una sucesión de “perlas” proferidas por algunos ejemplares de la Jerarquía católica, en un momento en que se han destapado escándalos que afectan a sacerdotes de Irlanda, Alemania, Austria y Países Bajos, que se añaden a los anteriores descubiertos en USA.

La primera de dichas perlas corresponde al obispo de la ciudad mexicana de San Cristóbal, Felipe Arizmendi, cuyas declaraciones textuales son: «Es reconocer que la liberalidad sexual que ha habido en el mundo en general sí ha disminuido las fuerzas morales con que nosotros tratamos de educar a los jóvenes en los seminarios», «Ante tanta invasión de erotismo no es fácil a veces mantenerse fiel tanto en el celibato como en el respeto a los niños», «Que cualquier esposo o esposa sean fieles en su matrimonio es muy difícil (…) es muy difícil para un sacerdote mantenerse casto y célibe cuando hay tanto incentivo en sentido contrario”

Por otra parte el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez nos obsequió con lo siguiente: «Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece». 

Añadamos a esto que el semanario católico Alfa y Omega, perteneciente al Arzobispado de Madrid, ha publicado hace escasos días otro artículo contra el aborto, que en su parte final banaliza sobre la violación, afirmando que: “ya que se ha reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?”.

Finalmente el Papa desaconsejó por carta en 1985 echar a un cura condenado en EEUU por abusos argumentando que había que anteponer «el bien de la Iglesia universal». Ratzinger ha llevado este tema durante décadas, y en esta gestión debemos tener en cuenta que por decreto interno toda información relativa a este tema que descubra cualquier miembro de la Iglesia debe ser remitido a Roma, señalándose en el decreto que ningún cura puede revelar nada al respecto bajo pena de excomunión

Terminado el repaso a tan “interesantes” declaraciones nos queda la reflexión. Al obispo Arizmendi le diría que tanta insinuación medioambiental, no son sino pruebas que el malísimo les pone a su sacerdotes para que demuestren la firmeza de su fe, y parece que la pobre es poco consistente. Pero si tan normal le parece que su rebaño sucumba al llamado de la carne, le sugeriría dos caminos diferentes al abuso sexual y la pederastia: la instrucción en la práctica de onanismo o sino le mola, podrían eliminar el celibato, en cualquier caso ambas soluciones son éticamente bastante mejores que la que muchos de su curas practican.

Al obispo de Tenerife no se si tengo palabras para contestarle adecuadamente. Que intente acusar a las víctimas en vez de a los verdugos, me parece el colmo de la desfachatez, que de paso aproveche para cargar contra la comunidad homosexual traspasa los límites de la decencia, además, ¿acaso quiere decirnos que los curas que abusan de los niños son homosexuales?, pues en ese caso tienen el garito lleno. Y finalmente, con eso de que la pederastia se da en las familias, no sé si quiere decir que la familia no es buena, o que como se da en la familia el asunto está bendecido; ¡estaría bien que lo aclarase!

Monseñor Cañizares me tiene siempre “pasmado” con sus declaraciones, el aborto es malo malísimo, ahora bien la violación y el abuso sistemático durante 70 años en 216 instituciones eclesiásticas, sólo en Irlanda, es “pecata minuta”, sobre todo si quienes los perpetran son aquellos que teóricamente deben salvaguardar nuestra moral.

Lo de Alfa y Omega casi cae en la apología de la violación, por si acaso les caía un puro han retirado el artículo de la red, pero si alguien le interesa, ahí dejo un link, de alguien que lo copio en su momento por si ocurría eso:

http://www.sombrereroloco.net/?p=3414

Por último resaltar que Monseñor Ratzinger, que durante tanto tiempo fue guardian de la fe, más bien se nos manifiesta como un celoso guardián de los pecados de su rebaño. Algo así como si el jefe de un Estado cualquiera protegiera delitos varios en aras del bien de dicho Estado, ¿a qué nos pone los pelos de punta?

En fin, que los mismos que condenan al infierno a los homosexuales y que dicen a los africanos que el condón no es buen método para el SIDA se dedican a tapar e incluso a disculpar estos oscuros asuntos.
Masonería Mixta Internacional

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