El análisis lógico de los seres humanos y sus interacciones puede llevarnos a conclusiones tan aterradoras como el biologismo hitleriano o el creacionismo norteamericano.
Y es que si observamos el mundo atendiendo únicamente a ciertos axiomas, las manipulaciones más extremas se adueñan de la razón humana. Desde un punto de vista biológico, si nos limitamos a considerar el sexo un simple medio para la perpetuidad de la especie, la homosexualidad podría llegar a considerarse una anomalía, un error opuesto a lo establecido por lo estrictamente anatómico. Esto es lo que se conoce como una falacia o sofisma, una razonamiento aparentemente correcto que obvia precisamente los enunciados que lo contradicen.
El axioma que falta en el razonamiento de la jerarquía católica es evidente:
La homosexualidad no es una enfermedad, es unaopción*orientación sexual.
La conclusión correcta se obtiene con la totalidad de precedentes. En ausencia –y suele ser una ausencia provocada- de información objetiva engañamos al intelecto. ¿No pueden dejar de limitar nuestra percepción con moralismos absurdos? ¿No puede el ser humano liberarse finalmente de las pautas reveladas?
El conocimiento científico no contradice los derechos humanos, los complementa. No podemos presuponer enfermedades donde no las hay.
Verdad objetiva.
Quod erat demonstrandum.
Verdad objetiva.
Quod erat demonstrandum.
* Leer el tercer comentario de este post, en el que Sinuhe habla sobre el término «opción».
Masonería Mixta Internacional
Muy cierto, y además hay que añadir que al falaz argumento de que las relaciones homosexuales son contra natura, la propia naturaleza, con sólo observarla, nos demuestra la falsedad del argumento, pues en el mundo animal se dan todo tipo de relaciones, heteroxesuales, homosexuales, y todo tipo de individuos, incluidos los hermafroditas. La naturaleza es la que más claramente nos muestra la riqueza de la diversidad.
Exacto!
Muy de acuerdo, aunque matizaría lo de que la homosexualidad es una «opción» sexual. Entiendo la idea, pero el término «opción» se presta a manipulación por parte precisamente de la irracionalidad.
Una opción parece implicar elección (no me refiero al lenguaje científico, sino al cotidiano) entre varias o al menos dos posibilidades. En eso se basan los fanáticos para decir que el homosexual lo es por pura pereza, ciega rebeldía o «vicio». Basta con optar por otra cosa -y de ahí los «tratamientos médicos» recientemente ventilados- para transformarse en heterosexual.
Con todos los matices, descubrimientos científicos y áreas aún por investigar, la sexualidad humana es muy compleja y en ella interviene como actor de primer rango el cerebro con el que la evolución ha dotado a la especie. Lo que parece bastante claro, científicamente hablando, es que un homosexual no lo es porque «lo escoge», lo más que puede y -por su propio bien- debe escoger es aceptar su realidad y su sexualidad, en vez de encerrarse en la hipocresía, el autoengaño y la esquizofrenia social. Tampoco lo es por simple imitación, a juzgar por la amplia mayoría de heterosexuales de ambos sexos que están siendo criados y educados por una pareja homosexual, y por el hecho de que la inmensa mayoría de los homosexuales no ha tenido experiencias sexuales previas a «sentirse» homosexuales.
Por eso, «opción» puede convertirse en arma arrojadiza en manos de los oscurantistas.
¿Qué tal si lo cambiamos por «orientación» para evitar términos que puedan dar lugar a manipulaciones?