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A la Gloria de la Humanidad
Del cenit al nadir, de este a oeste, de norte a sur, su bóveda es el cielo estrellado, su pavimento es la superficie terrestre, sus limites los que marca el maestro de la obra con su cuerda anudada. Sus columnas las forman obreros, sus luces las reglas marcadas, sus pilares son sus tres principios, su objetivo es su perfección. El templo se levanta solo pues sus obreros son sus piedras, caen pero vuelven a alzarse en una eterna empresa. Unos lo hacen para glorificar su Ideal, otros porque elevar los muros y bóvedas son la fuerza que sostiene, la sabiduría que guía y la belleza que adorna la glorificación de la Humanidad. Que no cesen los martillos, malletes y cinceles de sonar, las palancas de mover y los compases y escuadras de medir.

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