«Lo iniciático» tantas veces usado para acallar dudas o explicar aquello que se intuye pero se desconoce. Definido por lo que es relativo a una experiencia decisiva, que inicia o que da a conocer lo que es desconocido o secreto o ‘que sirve para iniciar a alguien en algo’: viaje iniciático, rito iniciático, ritual iniciático…

Es aquello que inicia en lo desconocido o secreto.

 

«Lo iniciático», la experiencia iniciática, también se ha definido, por los seguidores de corrientes mistéricas, como la transmisión de una influencia espiritual trasformadora dada por herederos de un linaje. Esta no ha de ser a nivel racional, profano, pues no es un dogma, es una experiencia personal. Será percibida como una intuición, no como un concepto o enseñanza. No es algo que se da o recibe, es una experiencia personal trasmitida por unos hechos o ambientes.

«Lo iniciático» en Masonería se vive en los rituales, en la leyenda del Templo de Salomón, ese templo inacabado donde trabajan los masones. Según se pasa de grado ese espacio que nos recoge va cambiando, se viven construcciones y derrumbes, se trasiega por el tiempo y el espacio hasta la gran iniciación donde se cruzan los caminos y florece la rosa.

Aún así, aunque lo iniciático en Masonería sea un camino personal, muchos hermanos y hermanas creen que es algún descenso espiritual, como puede ser una iluminación mística. Creen que será algo dado cuando es algo que debe descubrir cada uno en su momento. Desconocen su sencillez pues se encuentra haciendo un pequeño esfuerzo, trabajando dentro de dos marcos claros: El ritual, con sus leyendas y ceremonias, que nos desvelan las claves heredadas de los masones que nos precedieron y otro, a veces no valorado suficientemente, los reglamentos, esas normas que nos hemos dado y asumido para gestionar nuestra convivencia.

En España, supongo que también en otros países latinos pase lo mismo, los reglamentos parecen que están para no ser cumplidos. Tal vez sea porque en la Masonería liberal los reglamentos y constituciones son material vivo y con posibilidades de reforma. Esta falta de dogma cerrado anima a algunos a poder saltárselos en bien de la «fraternidad», o por pedirlo una autoridad mal entendida, u olvidándolos cuando van contra sus intereses propios y exigiéndolos cuando les favorecen.

Lo iniciático, lo iniciático, nos dicen mirando al cielo con los ojos entornados.
Lo iniciático, lo iniciático, suspiran haciéndose los graves.
¡Estamos abandonando lo iniciático!, claman cuando se aprueba un avance o se ajusta un ritual.
¡No abandones lo iniciático!, dicen inspirados por la luz radiante del delta que ilumina el primer grado.

 

Sí, lo iniciático, lo iniciático, esa vía sutil que muchas veces, quien la exige, suele verla en tradiciones o dogmas erráticamente interpretados.

Sí, lo iniciático, lo iniciático, ese camino fácil de encontrar y difícil de asumir. Descubierto por el individuo y buscado por el grupo, la logia.

 

¿Dónde está «lo iniciático», hermano?

En tu justo y armónico actuar: Tras tu sombra, sobre tu espada, dentro de una caja de huesos, en tu jardín, donde hayas construido tu Templo eterno… cumpliendo tu deber y exigiendo tus derechos entre la escuadra y  el compás.

 

¿Y esa Luz iniciática, misteriosa, que ilumina desde el Oriente nuestros trabajos por encima de los hombros del Venerable, hermana?

Son las bombillas, hermano, son las bombillas.

En el camino iniciático no todo lo que alumbra da la Luz.

Voici mon secret: seulement avec le cœur que l’on peut voir à juste titre Ce qui est essentiel est invisible pour les yeux

 

 

6 Comentarios

  1. Es que hay quien luce y quién ilumina.

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  2. Magnifica reflexión que merecería segundas y terceras partes desde distintas perspectivas. Abrazos grandes. León.

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  3. Emocionado y emocionante. La «Regla» es la expresión simbólica de lo «Iniciático». Si esta es rota se pierde toda transmisión, y por tanto lo «Iniciático» se sumerge en la oscuridad de lo mas profano, metálico. que habita en el interior…..

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  4. Demasiado realista hermano, demasiado realista: es más q posible q con reflexiones así, se pinchen las burbujas protectoras en las q se amparan los q siempren tienen una excusa para convertir su voluntad en ley (o reglamento, si fueren más modestos)

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  5. A destacar la breve referencia a la carencia de dogmas aunque parece evidente, visto desde una perspectiva ajena, que las leyes libremente asumidas deben ser respetadas y, casi, sacralizadas. Una sociedad sin reglas o con reglas que se aplican según intereses particulares y cambiantes no es una sociedad, es una jungla.

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  6. Gracias por esta reflexión tan necesaria.
    Tantas veces los árboles nos impiden ver el bosque..

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