Aunque la manipulación de la información, no otra cosa son las fake news, es tan antigua como la humanidad en estos momentos, y con la ayuda de las Redes Sociales y la explotación de lo que se conoce como Big Data, su capacidad de influencia en la sociedad y la posibilidad de que se utilice con el fin de cercenar las libertades y en última instancia servir como herramienta de instauración de dictaduras blandas, aunque no por ello menos peligrosas, es algo que podemos ver diariamente.
Hoy en día la mentira y el bulo están presentes en la vida cotidiana como nunca antes había sucedido, la extensión del acceso a Internet a prácticamente toda la población mundial, y la eclosión de medios digitales que producen noticias, que no información, de manera hiper-inflacionista así como la existencia de multitud de plataformas de intercambio de información, hacen que sea muy difícil realizar una mínima comprobación de la veracidad de todos los inputs que recibimos. En todo caso no debemos olvidar que, de alguna manera, es posible controlar la difusión de lo que nos parezca sospechoso a poco que cuidemos la pulsión de compartir todo lo que llegue a nuestros terminales.
Algo que resulta muy preocupante es el hecho de que la difusión de fake news ya no se circunscribe al ámbito de la política o de la manipulación social, comienza a convertirse en una especie de deporte aplicable a casi cualquier grupo humano, incluso aquellos a los que se podría suponer vacunados por la práctica habitual del pensamiento crítico. Parece que la pérdida de valores contamina a toda la sociedad y que ya ningún grupo social puede sentirse ajeno a este virus.
Ante esta situación parece conveniente estrechar la vigilancia y adoptar una postura decida para combatir con todos los medios y en cualquier circunstancia esta moderna plaga que crece desbocada ante la mirada atónita de quienes pensaban que la extensión y universalización del acceso a la información supondría el fin de los monopolios informativos y la llegada de una sociedad más libre por más informada.
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