- explosión demográfica
- crisis económicas mundiales
- revoluciones informáticas y científicas
- contaminaciones diversas de la biosfera
- falseamiento o pérdida de los valores tradicionales
- espantosas psicosis sectarias o integristas que llevan a la alienación a numerosos individuos e incluso a sociedades enteras.
Es por tanto toda la humanidad la que se encuentra obligada a optar por opciones éticas que traspasan las fronteras geográficas, étnicas o culturales.
¿Entonces qué reformas se podría proponer llevar a los principios éticos? ¿Y en virtud de criterios?
La masonería secular que tiene vocación de contribuir a la perennidad, a la libertad y la dignidad de todos los humanos -sin exclusiones racistas, sexistas, filosóficas o sociales- debe necesariamente asumir su parte de responsabilidad ante las opciones fundamentales…
Sin embargo para lograr llevar, aunque sólo sea mínimamente la utopía masónica a la realidad deberían:
- concentrar decididamente la reflexión sobre los grandes temas éticos evitando simplemente -como algunos pretenden- cualesquiera reminiscencias religiosas rescatadas del naufragio de los catecismos de la infancia, o empantanándose -como otros se empeñan- en divagaciones esotéricas revestidas en una pseudoerudición más grotesca que efectiva…
la masonería secular -que no es ni una asociación lúdica para adultos beatíficos, ni una parodia de siniestras sectas milenaristas, apocalípticas u ocultistas que abusan, alienan y expolian sin vergüenza a sus ingenuos adeptos -debemos procurar no dejarnos contaminar ni por las supersticiones de maníacos seguidores de misterios escalofriantes, ni por las encantaciones delirantes de sectarios pertenecientes a cualquier integrismo.
Es necesario también que la masonería exija firmemente a todos sus miembros una rectitud en sus actividades profanas, que sea compatible con los ideales que se encuentran en la logia… porque las declaraciones conformistas -incluso las más atrayentes- no pueden reemplazar la justicia y la bondad en la práctica cotidiana.
Es ridículo envolverse en decoraciones masónicas cuando uno se sabe indigno de asumir su significado iniciático…
Ser Francmasón obliga a eliminar de uno mismo los vestigios latentes de una maldad -por no decir «crueldad»- inherente a todos los humanos…
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