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Segunda parte de Solsticio y conocimiento publicado el pasado día 20

El Conocimiento Integral aparece de pronto, como envolviéndonos en una sacudida de comprensión, de lucidez absoluta. Es el encuentro con la plenitud total, que se integra en nosotros en un instante, y “como haciéndose hombre” ilumina aquella area de oscuridad en la que estábamos. El Conocimiento Integral es un encuentro, es una invocación hecha evocación, es como una presencia que esclarece, resuelve y reorienta toda la naturaleza, los problemas, las dudas de sentido del cuerpo material. El C. Integral es por ello un instante inmanente, pero firmemente transcendeente en la medida que alcanza a vivir la plenitud “encarnada” de la Eternidad en la Materia.

Y nace sin anunciar, cubierto no de ropajes filosóficos, de finas especulaciónes, sin el calor de sesudas disertaciones. Nace con la sencillez de lo evidente, en la soledad propia,  no en una cátedra de certezas, sino en lo mas prosaico de la necesidad humana, en esa sincera y humilde busqueda personal de nuestro interior. Nace solitario, sin acompañamientos de firmes estructuras ideológicas, sin  apalusos, sin publicidad, sin miradas, en silencio. Le rodean por el contrario los humildes instrumentos del vivir diario, esa prosaica e ingenua sencillez del alma humana hecha niño que lo siente con ese calor de felicidad bajo un cielo estrellado de Amor.

Los ancianos místicos llamaban a este proceso “la Tierra del Cuerpo”, queriendo señalar con ello como es a traves de su cuerpo, que el hombre, mediante un ejercicio de ascesis redime su duda, la duda de su cuerpo físico, la oscuridad de toda comprensión, dando sentido a toda la tierra en su conjunto, en un proceso continuo de crecimiento, a un ritmo de lucidez. Viendo la Estrella del Oriente que anuncia por fin su Despertar Íntimo, allí en nuestro Ser.

La vida del planeta gira en un ritmo exacto, permanente. La expansión del frio silencio, cubre el Invierno, y en un momento zenital inverso, la maxima oscuridad.

Es la mitad del camino, la señal de máxima duda. Un planeta sin referencias. No encontramos el lugar de la Tierra, del cuerpo del planeta humano.

La búsqueda del lugar-emblema tiene la marca del tiempo. Gira y gira. Giramos, peregrinos de un lugar sin estrella, el máximo tiempo de ceguera. Somos huerfanos o mejor dicho somos hijos de una Madre Tierra errante y desconsolada de ver a sus hijos atrapados.

De pronto la bisagra de los tiempos se abre, y la Tumba se transforma en Santuario. Sabemos.Sacudida de Conciencia. Es el mundo de las Ideas que penetra en nosotros, la Tierra del Cuerpo, y al descubrirlo celebramos al Ser del Mundo.

Será Anunciado pronto a los cuatro puntos cardinales, que vendran a verlo desde los humildes a los reyes, y toda la Tierra en su conjunto celebrará su Presencia. Todos los reinos de la Naturaleza encontrarán su sentido. La conciencia del planeta, el hombre, velará por su supervivencia, y los elementos reconocerán su autoridad dándole sus primicias.  El oro, el incienso y la mirra son sus símbolos.

El Conocimiento Integral, la vida de todo el planeta, la razon de la naturaleza, se hace Humana Razon, porque por fin somos conciencia de todos los reinos de la naturaleza. La Tierra enlaza con el Logos solar y alza su señal , que celebra la fiesta de la fraternidad, la  existencia liberada celebra este encuentro. El ocaso de la fiesta será el alejamiento  insolidario, la exclusión, la vanidad , el corazón  perdido. Es una linea horizontal que se extiende hasta  lo mas perdido para unirlo en ese corazon humano que ya no se dispersará.

Esto es Conocimiento integral, y alli donde nace y despierta, una linea vertical penetra hasta el interior de la fragua de Vulcano, Hephaistos, que con el ritmo de los  malletes nos recuerda como solo el sudor, el cansancio, el tesón, la perseverancia en el trabajo de un dios humano, cojo y tuerto, y feo,  sostiene, con la paciencia de lo prosaico y banal, lo sencillo, el bello Arco del Cielo estrellado. Vulcano, el Tubalkain biblico acompañado por su corte de Curetes, nuestros hermanos, en su fragua.

Es el tiempo de gruta. Alegremonos de ser hombres hermanos y celebremos nuestro Agape.

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